Después de años trabajando juntos como proyectistas, Manuel de la Calva y Ramón Arcusa decidieron probar cómo sonaban juntas sus voces. Y el resultado les encantó. Aquello fue el inicio del Dúo Dinámico, autor de himnos como Quince años y Resistiré, que celebrará sus seis décadas en escena este domingo con un concierto en el Palacio de la Ópera (20.00 horas).

Ya en los 70 pensaban que lo habían hecho todo, ¿y ahora?

Manuel de la Calva: Ahora estamos viviendo un momento importante en nuestra vida. Que pasen 60 años y que te pidan las mismas canciones que cuando eras joven hace que te sientas muy identificado con tu propia carrera artística. Claro que el tiempo vuela, pero los sentimientos y los recuerdos quedan formando parte de la vida.

¿Se siguen reconociendo ahora en esos chicos de los primeros videoclips?

M: Sí, y mucho, porque fue el principio de este tinglado que llamamos música pop. De hecho, nosotros fuimos los primeros indies cuando aún no se conocía el palabro. Lo tuvimos que hacer todo, o casi, desde cero.

Algunos grupos con tanto recorrido como el suyo, como Les Luthiers, dicen que hicieron terapia de grupo para mantenerse juntos. ¿Cuál ha sido la suya?

Ramón Arcusa: Ninguna, no ha hecho falta. Somos distintos como el agua y el aceite, pero nos hemos respetado, y hemos hecho canciones por separado que luego juntábamos a medias. La máxima de que el éxito une y el fracaso separa es válida en nuestro caso.

"Hemos ido mucho a nuestro aire. Eso ha sido bueno para nuestra vida, y malo para otras cosas", han dicho. ¿Han sido unos outsiders en la música?

R: Quizá hemos sido menos sociables que otros artistas con sus compañeros, preferimos siempre guardar nuestra vida privada. El hijo de Manolo, por ejemplo, se enteró a los nueve años de que su padre era cantante.

¿Cómo es eso posible?

R: Porque nosotros no vivimos ni de la nostalgia ni de los recuerdos. Los asumimos, están ahí, pero no condiciona nuestras vidas. Batallitas las justas.

Siempre han preferido cantarle a otras cosas, como el amor.

M: Sí, indudablemente. Siempre hemos buscado el lado positivo de las cosas. Por eso nos salieron canciones que reflejaban distintos sentimientos básicos para seguir adelante. ¿Se imagina una vida sin Quince años... o Amor de verano...?

O sin bailar el twist. Son himnos para una generación.

R: A veces, por necesidad.

¿A qué se refiere?

R: Algunas de nuestras mejores canciones surgieron cuando nos faltaba una para rellenar aquellos EPs de cuatro temas, y fueron las mejores. Hablo por ejemplo de Perdóname, o de Quince años.

Son temas que siguen sonando ahora, ¿sonará un artista de hoy dentro de 60 años?

R: Muy difícil lo veo, tal como están las cosas. Lo digital va cada día más rápido, y una canción nueva quema y deja obsoleta a la anterior en poco tiempo. Nosotros tuvimos la suerte de vivir una época en que la existencia iba menos deprisa, y había tiempo para digerir, pero ahora es un torbellino que, si no corres, te aplasta.