Marta Murias se define como una persona extrovertida, abierta y muy sociable. No hay barreras para esta fotógrafa de 23 años, que se reivindica con orgullo su condición de lesbiana y no permite que la discapacidad auditiva que padece haga mella en su día a día, aunque sí admite que ambas realidades pueden chocar a veces "Vivimos en una sociedad que valora más la discapacidad que la persona. La palabra minusválido hace que te sientas inferior a lo que realmente eres. Es una realidad invisible dentro del colectivo LGTB". No descarta, no obstante, que la situación está mejorando en los últimos años respecto a las realidades que implican una doble o incluso triple exclusión social. Dentro del activismo, la joven ha vivido situaciones recientes que avalan este optimismo. "Voy a participar en unas jornadas como responsable de la Mediación y Diversidad funcional. No he tenido problema en entender al resto del equipo de trabajo, gracias a una traducción oral a escrito en las videollamadas. Es algo que valoro mucho." En casa de Marta, como ella misma recalca, nunca hubo un armario del que salir.

"De cara a fuera, mi salida fue de manera natural. Cuando eres activista y culo inquieto, eso se hace notar. A veces tienes pudor en decirlo, pero es algo que al final se nota", apunta. Contra la creencia generalizada de que las mujeres lesbianas gozan de un mayor grado de aceptación que los hombres homosexuales, Marta esgrime desacuerdo. "Para muchas personas el ser lesbiana genera un morbo desagradable, que lleva al acoso. No es raro buscar lesbiana en internet y que lo primero que salgan sean vídeos porno". Otros factores como la confusión al asociar roles de género masculinos a las parejas compuestas por dos mujeres, la negación del derecho a la maternidad que existe en muchos países y el inadecuado tratamiento ginecológico son otras de las situaciones desagradables a las que se enfrentan, diariamente, las mujeres lesbianas. Es por eso que la joven dirige gran parte de los esfuerzos que dedica al activismo a luchar por una causa como es la visibilidad lésbica.

"Hay que concienciar a la sociedad de que existen mujeres que aman a otras mujeres. De que existimos públicamente, con leyes, referentes, en el cine...". No obstante, Marta reconoce que la actitud luchadora que hoy la caracteriza es algo que ha tenido que ir construyendo con los años y conforme se iba implicando en el ámbito activista. "Recuerdo que en el primer Orgullo al que fui, me sentía incómoda por el hecho de manifestar cara al público quién soy y qué soy. No éramos mucha gente y tenía miedo a que me criticasen", relata. Un miedo que hoy ha desaparecido por completo. Ahora, la movilización es algo natural y rutinario en la vida de Marta, como ella misma afirma. "Ahora necesito quejarme para tener los mismos derechos que el resto. Quejarme porque mis amigos trans no se puedan cambiar todavía el nombre en su documentación, o porque los bisexuales sigan siendo vistos como viciosos o no algo natural". Para esta joven, las movilizaciones del colectivo son ahora más necesarias que nunca, debido al auge que los movimientos extremistas estan teniendo en el país. "Me parce indignante que todavía exista gente que pida curas o tratamientos para las personas LGTB"