"No sé si mi historia como bisexual es lo común. En mi caso, lo descubrí progresivamente, cuando llegué a la Universidad y me di cuenta de que además de los hombres, me gustaban las mujeres". María José Ramos, periodista de 26 años, dedica los pocos momentos libres que le dejan sus estudios de máster al activismo, faceta en la que se inició el año pasado. "Creo que no hay tanto activismo bisexual, ya que dentro del propio colectivo es lo más invisibilizado, de lo que menos se habla." Achaca este silencio a las relativas facilidades con las que las personas bisexuales han contado a lo largo de la historia respecto al resto de siglas. "Creo que nos hemos podido adaptar mejor si la situación lo requería. Podíamos estar con personas del sexo opuesto si no queríamos complicarnos, ser conformistas". No es ajeno para la joven, como ella misma admite, la sexualización que sufren. "Pasa mucho. Te hacen el típico comentario de proponerte un trío, sólo porque eres bisexual, por morbo. La gente se toma esas confianzas con las personas bisexuales, se nos tiende a considerar un fetiche". Respecto a otro de los adjetivos que se suele aplicar de forma recurrente a las personas de esta condición sexual, el de viciosos, María José tiene su propio argumentario. "Se nos tacha de viciosos, como algo malo. Según la RAE, una persona viciosa es alguien que se dedica a algo con mucha vehemencia, alguien a quien le gusta mucho algo. No veo problema en que a una persona sea viciosa en cuanto a cariño, amor y sexo. Esto no quiere decir que me guste todo el mundo".

Pero si hay algo que escuchan a diario es que lo suyo se trata de una fase. "En la cabeza de la gente a veces no cabe que existe la bisexualidad, es algo que no se comprende. Hay que romper con los binarismos.", expone la joven. María José está implicada, más que nunca, en la celebración del orgullo LGTB de este año. Una de sus principales preocupaciones en cuanto a la celebración, reconoce, es que esta se torne más en una fiesta al uso que en la reivindicación que suponía inicialmente. "El año pasado lo noté todo un poco vacío. Estamos intentando hacer más actividades, mover más gente, y, sobre todo, recordar de dónde nace inicialmente la celebración del Orgullo". María José teme, según admite, que el sistema capitalista se acabe aprovechando de los beneficios económicos que la mercantilización de esta celebración lleva generando en los últimos años de su historia. "No podemos olvidar que el Orgullo nació para que algo tan natural como salir y divertirte sin consecuencias fuera posible. No lo convirtamos sólo en eso".