Con una parrilla y un hoyo en la arena con hielo de pescadería como nevera, varios coruñeses acogieron a dos asturianos que debutaban en el San Juan coruñés. Y sin sitio reservado. "Rompimos varias cintas. La playa es pública. Y la fiesta es de todos y para todos", defendió un local, y explicó: "Aquí quemamos la meigas". En Asturias, contó el amigo, se dice que es la única noche en que duerme el cuélebre „un dragón„ y se puede matar.