La modificación de las líneas del transporte público urbano es una de las prioridades que se ha fijado el Gobierno local socialista para este mandato, según el concejal de Urbanismo y Movilidad, Juan Díaz Villoslada, quien señala que otro de sus objetivos es la recuperación del carril bus, un sistema que implantó el Ejecutivo municipal de PSOE y BNG en el año 2008 y retiró el del PP a finales de 2011.

Villoslada señala que su intención es conseguir una "mejora sustancial de las líneas de bus" y recuerda que esta iniciativa figuraba en el programa electoral del PSOE "con el compromiso de hacerla lo más pronto posible". Pero el edil advierte de que el Gobierno local es "consciente de que es un trabajo denso y de que no por correr podemos dejar peor el mapa de rutas que tenemos actualmente".

A pesar de tratarse de una prioridad, el responsable de Movilidad considera que "ponerle plazos no nos lleva a ningún sitio", por lo que defiende que previamente se elabore una propuesta para luego presentarla con un cronograma. Para estar labor, el Concello mantendrá el contrato que había firmado el anterior Ejecutivo municipal con la Agencia de Ecología Urbana que dirige Salvador Rueda, quien había iniciado los trabajos para este mismo objetivo en el Gobierno local bipartito, por lo que Villoslada prevé reunirse próximamente con este especialista.

Tanto la modificación de las líneas como el regreso del carril bus eran dos proyectos que Marea Atlántica preveía desarrollar en su mandato pero que no llegó a concretar. En el caso del segundo, la elección de las calles por las que discurriría quedó a la espera de la remodelación de los itinerarios, situación que probablemente se repetirá ahora con el Gobierno socialista.

El carril bus se implantó desde la calle Federico Tapia hasta la de San Juan para concentrar el paso de las líneas que atraviesan el istmo de la península coruñesa en dirección a Monte Alto. La reserva de una parte de la calzada implicó la supresión de numerosas plazas de aparcamiento y generó críticas de propietarios de garajes afectados por las barreras conocidas como aletas de tiburón y de los comerciantes de las calles afectadas. La Compañía de Tranvías defendió que el sistema favorecía la mejora del servicio de transporte público, pero el PP acometió de inmediata su supresión cuando llegó al Gobierno local al entender que era un modelo desfasado.