El próximo año, si se cumplen los plazos marcados por el Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), se iniciarán las obras de reforma de la estación de San Cristóbal para adaptarla a la alta velocidad, diez años después de que el Gobierno central presentara el primer anteproyecto y firmara con el Concello el convenio para desarrollarlo. Los trabajos, que tienen un presupuesto de 47,8 millones de euros, tienen una duración estimada de 28 meses, por lo que en principio terminarán en 2023, salvo que la empresa adjudicataria se comprometa a ejecutarlos en un plazo menor.

Adif desarrolla esta actuación como su parte del proyecto de la estación intermodal coruñesa, en la que la Xunta y el Concello se encargarán de que a este recinto también lleguen los autobuses urbanos y los interurbanos. Aunque esa parte de la intervención todavía está en fase de diseño, Adif apuesta por desarrollar ahora la que le compete al entender que la llegada del AVE es inminente y que sus obras no afectarán al resto de los trabajos previstos.

Una reforma prevista por Adif es la cobertura de un tramo de los andenes de las vías del ferrocarril, mientras que el vestíbulo de la estación, que tiene una superficie de 280 metros cuadrados, será reformado para efectuar una nueva distribución del servicio de venta de billetes y atención al público de Renfe. La fachada principal del edificio y la marquesina histórica „con una altura máxima de 15,9 metros„ se conservarán, aunque serán rehabilitadas.

En el exterior se reorganizará la zona de aparcamiento y se creará una nueva entrada. Los taxis abandonarán su actual ubicación en la fachada principal, donde se derribará la marquesina que les guarece, y se los situará en el lateral del actual aparcamiento público. En esa zona habrá espacio para paradas rápidas de vehículos para dejar o recoger viajeros, una parada de autobús urbano y zonas de carga y descarga, todo ello con una cubierta que protegerá a los usuarios de las inclemencias atmosféricas.

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La zona de embarque será remodelada para albergar un nuevo control de seguridad, una sala VIP, una sala de autoridades, un local comercial, un restaurante y aseos. Una de las infraestructuras más destacadas en este proyecto es la construcción sobre las vías de una pasarela peatonal y ciclista que unirá las avenidas del Ferrocarril y de A Sardiñeira, lo que favorecerá relación entre unas zonas ahora separadas por la terminal ferroviaria. También está previsto unir físicamente el frente de la estación con la plaza de San Cristóbal y la apertura de un paso subterráneo entre el acceso a la zona de aparcamiento y la zona de Correos.

Otra de las novedades que introducirá esta actuación es la instalación de locales comerciales en los dos laterales del edificio de la terminal y en la zona destinada a los viajeros, donde en la actualidad existe una cafetería, locales de empresas de alquiler de vehículos, un quiosco y una tienda de golosinas. El proyecto incluye la demolición de edificios ferroviarios que están en desuso, aunque se conservará la conocida como Nave 1839, utilizada por un centro social autogestionado. La desaparición de esos inmuebles en las proximidades de la avenida de A Sardiñeira dejará espacio para la nueva terminal de autobuses interurbanos que construirá la Xunta. El Concello tendrá que remodelar esa vía para permitir el paso de los buses, que harán su entrada a la ciudad por la avenida de Arteixo.

El proyecto que impulsará Adif supone un cambio notable con relación al presentado por el arquitecto gallego César Portela en 2011, con el que ganó el concurso convocado por el Ministerio de Fomento para diseñar la estación intermodal coruñesa. Aquella propuesta, descartada posteriormente por el Gobierno central del Partido Popular por su alto coste, ya que se situaba en torno a los 200 millones, preveía la construcción de un gran complejo de transporte en el que habría además un hotel y un centro comercial, iniciativas con las que se pensaba financiar las obras.

La agudización de la crisis económica, en la que los sectores comercial e inmobiliario estuvieron entre los más perjudicados, animó a Fomento a desechar la idea original de Portela.