"Hay que intentar dar lo mejor que uno pueda, pero tenemos claro que hay gente superior en muchas cosas", explica la estudiante del colegio internacional de Eirís, Olalla Maceiras. La suya ha sido una de las once notas más altas de selectividad de la ciudad, algo que, no obstante, no le ha hecho perder la humildad ni a ella ni al resto de compañeros.

Ni siquiera cuando ayer fueron recibidos en el Concello por la alcaldesa, Inés Rey, quien obsequió a cada uno con una bandeja con la Torre de Hércules grabada, a modo de reconocimiento "como los hombres y mujeres del futuro que estáis llamados a ser", en palabras de la propia alcaldesa.

Pocos son estos jóvenes cuyas calificaciones han rozado el máximo de 14 puntos que se pueden obtener en estas pruebas los que, sin embargo, han decidido quedarse en A Coruña para continuar con su formación. Olalla Maceiras optará por Medicina en Santiago o el doble grado de Matemáticas y Física en Madrid. Una titulación por la que también se decanta el estudiante del Eusebio da Guarda Alfredo Chavert, quien sin embargo no lo duda y prefiere optar por Santiago como destino preferente. Un carrera que requiere una calificación alta y en la que, como el propio alumno indica, "empiezan diez y acaban dos". Guillermo Alonso, su compañero en el mismo centro, tiene claro que hará Medicina en Madrid. "Mis padres quieren que me vaya, que viva mi propia vida".

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Los coruñeses con mejores notas en las pruebas ABAU, en María Pita

Han salido airosos de una de las selectividades más revueltas que se recuerdan en los últimos años, debido a los múltiples contratiempos que surgieron en el reparto de exámenes y la realización de los mismos. El mayor trastorno en las pruebas lo causó sin duda el examen de Filosofía, cuyo planteamiento erróneo obligó a posponerlo a la jornada de la tarde. "A una chica tuvieron que escoltarla porque se tuvo que examinar antes que el resto para llegar a un campeonato deportivo", recuerda Olalla.

Estos estudiantes brillantes solo tienen un reclamo de cara a futuras convocatorias. "Aunque hemos llegado hasta aquí, nos gustaría que, para los que vengan ahora, hubiese una selectividad única y más justa", apunta Guillermo Alonso, al respecto del debate surgido en los últimos meses acerca de los diferentes niveles de dificultad de las pruebas en función de la comunidad autónoma, una demanda que comparte su compañera Olalla. "No es justo que para acceder a una misma universidad haya niveles de exigencia tan diferentes".