Cumplió su promesa de no impedir la formación de gobierno, aunque se votó a sí misma en la investidura.

Esa es la idea, cumplir las promesas. No somos un partido obstruccionista en absoluto. Estamos abiertos al diálogo y al consenso, lo hemos dicho en campaña por activa y por pasiva. Me encanta que lo prometa la alcaldesa y creo que así debe ser. El pleno de organización ha sido suave, muy calmado, aunque es verdad que no había ningún tema polémico y entiendo que en el futuro surgirán discrepancias. Lo que digo siempre es que las discrepancias no deben convertirse en malas formas o en crispación, como sucedía en el mandato pasado. Lo que veo es que en este mandato la gente está más calmada y tiene intención de seguir así.

Aprobó la organización sin ningún reproche.

Puse algún matiz, pero del horario de los plenos destaqué lo positivo de que se pasen a la mañana para trasmitir lo que se decida. En cuanto a las comisiones, estoy de acuerdo con la cantidad y la calidad y destaco la del borde litoral porque creo que es el gran proyecto de futuro de esta ciudad. Otra que me parece estupenda es la del área metropolitana porque considero que la ciudad es lo que es, no da para más, y tenemos que sumar los habitantes que suman alrededor. Y sobre las retribuciones, no me gusta la demagogia ni el populismo y creo que las personas que tienen unos cargos de responsabilidad, de dedicación y exigencia, como es un alcalde de una ciudad de 244.000 habitantes, debe tener un sueldo acorde. Lo que no era normal es que un alcalde de A Coruña cobre 40.000 euros. Sin excesos, hay que ser coherentes, justos y razonables.

¿No es un exceso la subido de sueldo de más de un 40%?

El problema es ese, el punto de partida. Si dices un tanto por ciento, suena excesivo, pero no es un dato real, porque vienes de 40.000 euros.

¿No teme que se pueda tachar su labor de oposición de suave?

No es ser suave o no, es ser coherente y justa. Las negociaciones han sido correctas, positivas y valoro el acuerdo de gobierno con BNG y Marea porque son sus socios preferentes. No creo que con PP y Ciudadanos tuviesen que negociar absolutamente nada. Nosotros estamos para hacer oposición, y será constructiva. No será criticar por criticar. Cuando no esté de acuerdo, cuando considere que hay cosas que se deben criticar o hacer de otra manera, lo haré.

Le parecen bien los acuerdos con Marea y BNG, ¿está muy lejana de esas posiciones?

No, en absoluto. Creo que lo que han negociado, la mayoría de los puntos son urgentes, necesarios y grandes proyectos en los que deberíamos estar de acuerdo todos. Es lo que se ha hablado en campaña. Si volvemos a lo de antes: yo te digo que no porque soy tu contrario, al final perdemos los ciudadanos. Son puntos básicos para empezar ya.

La primera visita como concejala fue a Down Coruña, ¿las entidades sociales tendrán peso en su actividad municipal?

Sí, es personal. El tema social me mueve especialmente porque en campaña ya decíamos 'Que ningún ciudadano se quede atrás'. Es lo que tenemos que hacer. Aparte de las grandes obras y de mantener la ciudad estupenda, no hay que olvidarse de las personas más desfavorecidas o de personas con discapacidades.

Insistió durante la campaña en dos cuestiones: la agilización de la burocracia y la ayuda a empresarios. ¿Cómo lo ejecutarás en el mandato?

No lo sé en concreto, pero son banderas. Además del tema social, agilizar la burocracia es fundamental y, enlazándolo con los empresarios, no puede ser que alguien que quiere montar una empresa, que son los que generan riqueza y trabajo, se encuentren con trabas durante meses para poner en marcha un proyecto o las licencias, que es escandaloso que estén tan paradas. Es una queja que escuchas a todos los empresarios. El técnico que toma esa decisión tiene que ser valiente y que no paralice ni obstaculice.

La fachada marítima estaba en la campaña de todos los grupos, ¿cuál es su propuesta?

Lo que hay que hacer antes para llegar ahí es tanto... Primero tiene que aclararse el gobierno de España porque, mientras eso no vaya para adelante, no podemos hacer nada. Mientras el tren no llegue a Langosteira, no hay nada que hacer. Es prioritario el diálogo con todas la administraciones para empezar a mover el puerto exterior y, a partir de ahí, estoy de acuerdo con una consulta a los vecinos. Pero no que sea eso el punto de partido, sino una opinión más y que sean expertos los que decidan lo que se puede hacer.

¿Cómo cree que serán los próximos plenos?

Soy optimista, creo que se va a mantener el tono cordial. Es necesario discrepar, porque no puede ser lo que diga uno solo, los ciudadanos han votado a una serie de ideas que tengo que defender. Eso es la política, dialogar y llegar a acuerdos. Lo que está fuera de lugar son los menosprecios, como había antes, y estoy convencida de que eso no se va a repetir. Salvo que se enquisten demasiado algunas cuestiones. La intención es mantener esto.

¿Y qué ha cambiado?

Buena pregunta. Sí que es cierto que los grupos son los mismos, excepto nosotros, que creo que aportamos coherencia y lo haremos todo el tiempo. No se qué ha cambiado. Puede ser que Marea haya aprendido que como ha hecho hasta ahora no se va a ningún lado, porque no, lo hemos visto todos, y por otro lado, puede que el PSOE esté más abierto que Marea al llegar al Gobierno local. Evidentemente también influyen las personas. Entre PP y PSOE, que son a priori máximos rivales, hubo pique en el pleno pero fue interesante, constructivo.

El próximo reto son los presupuestos, ¿estarán abiertos a estudiar?

Sí, es básico estudiar lo que me propongan y, si no estoy de acuerdo con algo, lo diré, y si sí, para adelante. Como norma, no voy a llevar la contraria porque, para mí, eso no es hacer oposición.

Decía el día de las elecciones que tendrá la responsabilidad de aumentar representatividad. ¿Le pesa?

No pesa, acepto responsabilidades con muchísimo gusto. Cuando aceptas cualquier trabajo, tienes que ser responsable con tus exigencias. Yo, o estoy o no estoy. Al estar sola, sé que todo el peso recae sobre mí, pero no he parado desde el día 15.