Dependiendo de la época del año, de si es de día o de noche, de si hay mucho viento o está el mar en calma, la biodiversidad de la ciudad cambia, tanto que, en 2016 llegó a A Coruña un charrán de Forster „ Sterna forsteri„. Esta ave, similar a una pequeña gaviota, voló desde Norteamérica y, durante unos días, pasó las mañanas en la ría de O Burgo y las tardes en el castillo de Santa Cruz, no se sabe si por los huracanes que aquel noviembre azotaron América o por temporales más cercanos, pero él apareció en la comarca y, para verlo, acudieron también decenas de aficionados a la ornitología.

Para proteger la biodiversidad e intentar que estos espacios no pierdan su potencial, el Concello inició los trámites para declarar Espacio Natural de Interés Local (ENIL) dos enclaves: el de las islas de San Pedro y el de la Torre de Hércules que, actualmente, se encuentran con la declaración provisional a la espera de que la Xunta emita la confirmación definitiva.

El biólogo y coordinador del Mapa da Biodiversidade de la ciudad, que se elaboró durante todo el año 2016, Cosme Damián Romay, que es miembro también del Grupo Naturalista Hábitat e investigador en la Universidade da Coruña, señala diez puntos por las peculiaridades de las especies que crían en ellas, desde el rural de Feáns, hasta la línea que forman el monte de San Pedro, Cortigueiro y Os Castelos, por supuesto, también la ría, el parque de Bens y el lago artificial de Eirís, que contaba en su inauguración con varios ejemplares de patos, pero que se ha convertido en hogar para muchas otras especies que, actualmente, conviven con los perros que pasean a diario por la zona.

Islas de San Pedro. El maestro anillador Francisco Rosende, que es también miembro del Grupo Naturalista Hábitat, explica que, durante dos años, fue a anillar gaviotas a las islas de San Pedro para conocer un poco más su desarrollo. Este proceso consiste en coger algunos ejemplares y colocarles una ligera marca en la pata, una anilla con un código que las identifica como vistas en A Coruña y, después, gracias a otros ornitólogos pueden saber dónde recalaron al salir del municipio.

"Por desgracia, al estar tan cerca del medio antropógeno las islas están muy castigadas, por mariscadores, por pescadores, por furtivos...", relata Rosende.

Otro de los inconvenientes de que la ciudad esté tan cerca de este enclave reside en la gran población de ratas que inunda la isla. Muchas de ellas llegaron en la época en la que el vertedero de Bens estaba en pleno funcionamiento, para entonces, las ratas cruzaban, bien andando o a nado en los días de marea baja, bien flotando aferradas a troncos.

"Un año fue imposible anillar gaviotas porque no había ni un solo nido por los ratones, que depredaban los huevos y los pollos", recuerda Rosende, aunque esa sobrepoblación ayudaba a las gaviotas a tener alimento, ya que ellas también se los comían a ellos, pero no tanto como para erradicarlos. El año que sí pudieron marcar algunos ejemplares de gaviota patiamarilla descubrieron que, tras abandonar San Pedro, se desplazaban a Portugal y al Cantábrico, pero a ningún lugar más, según sus datos, ya que los ejemplares anillados fueron recuperados en esos enclaves.

De no ser por ellas y por los humanos que explotan su costa, las islas podrían tener, según apunta Rosende, una variedad más amplia de aves, como pardillos y verderones, ya que tiene una vegetación "muy amplia". Parte de ese manto vegetal que cubre la isla llega a través del aire, con semillas que "vuelan a través de la costa" y que hacen que la vegetación sea "única", con especies como la Malva cretica y la Malva arborea.

Para Rosende, es importante proteger la naturaleza desde el punto de vista político para blindar la costa en la época prenupcial y posnupcial „cuando las aves van a criar y cuando ya lo han hecho„ y para obtener información de "qué es lo que pasa" con ellas.

Con el anillamiento de ejemplares, lo que consigue el Grupo Naturalista Hábitat es conocer cuál es el destino de las aves que recalan en la ciudad. Por ejemplo, uno de los paíños que el colectivo anilló el año pasado en la Torre de Hércules fue localizado este mes de julio en las islas británicas.

En San Pedro se pueden ver ejemplares de ostrero, un ave que hace casi medio siglo criaba en Santa Cristina pero que, con la transformación del litoral, se ha convertido en una especie poco común en la zona. Algo semejante le ocurrió al chorlitejo patinegro, ahora más difícil de ver que antes. A pesar de todo, las islas siguen siendo resguardo para las aves durante los temporales, así que, en sus piedras se pueden ver zarapitos, correlimos o alcatraces.

Entorno de la Torre de Hércules. A la sombra del faro romano en funcionamiento más antiguo del mundo crecen también centenares de especies, algunas invasoras, otras, raras y, sobre todo, muchas mariposas. Explica Andrés Rodríguez Pereira, también del Grupo Naturalista Hábitat, que esta zona cuenta con un "alto valor natural". En las inmediaciones de la Torre hay dos hábitats de interés común catalogados, que se sostienen por la vegetación, ya que son la base para que las especies recalen en este área y no en otra. "Lo que más extendido está son los brezales secos europeos", explica Rodríguez, que defiende que, desde Hábitat, lo que buscan es que los visitantes no se queden solo con el faro.

"A sus pies hay flora y fauna. El patrimonio de la Torre se optimiza cuando se visitan desde las entrañas del monumento hasta el entorno que lo rodea. Las rocas cogen vida con los líquenes, las aves nos sobrevuelan constantemente, el sapillo pintojo cría en las pequeñas charcas que tenemos allí, las lagartijas se ponen al sol en la cuesta, hay erizos y topos...", relata Rodríguez.

En total, son más de 600 las especies que viven o hacen una parada en este enclave. "Todas son importantes, pero algunas tienen un régimen de protección ya catalogado", destaca Rodríguez. Por la costa de la Torre pasan, por ejemplo, aves marinas en sus trayectos migratorios, hay invertebrados, algas de interés en el borde litoral, mamíferos, murciélagos y mariposas, que forman el grupo más destacado y menos conocido, sobre todo, las nocturnas, ya que hay trabajos que citan más de 200 especies de estas mariposas, según indica Rodríguez, sin quitarle importancia a reptiles y anfibios de especies endémicas del bloque europeo occidental, es decir, ejemplares que "existen en esta parte del mundo y en ninguna más".

Brezales y tojales en el entorno de la Torre forman también un hábitat que ayuda a que las aves aniden, por ello, durante el anterior mandato, se iniciaron unos cambios en las siegas orientados a dejar matorrales de diferentes alturas intactos para que las aves hiciesen en ellos su hogar.

Gracias a la colaboración de voluntarios, Hábitat inició también el año pasado una cruzada contra la planta invasora uña de gato, que es la que más fácil se puede erradicar sin una actuación profesional, aunque quedan otras muchas especies que han echado raíces en esta zona y que amenazan a otras plantas autóctonas, como la margarita del cabo o la hierba de la pampa.

Montes de San Pedro, Cortigueiro y Os Castelos. En la línea verde que forman los montes de San Pedro „no solo el parque, sino también el litoral„, Cortigueiro y Os Castelos, existe un área de matorral atlántico, con una zona de prados de siega, según explica Romay, que apunta a que, en este enclave, se pueden ver cantiles con vegetación de las costas atlánticas y bálticas; s secos europeos; prados pobres de siega de baja altitud; grutas marinas y roquedos silíceos con vegetación pionera del Sedo-Scleranthion o del Sedo albi-Veronicion dillenii. Son especies que se ven amenazadas por los incendios, por las plantaciones de eucaliptos y por la expansión de las especies invasoras, que les comen terreno y no las dejan crecer.

Ría de O Burgo. Entre todos los humedales de Galicia, la ría de O Burgo está considerada uno de los más importantes por su biodiversidad. La bióloga Alba López, que en el curso 2016-2017 hizo su Trabajo Fin de Grado sobre las aves migratorias en este enclave, explica que, "a pesar de las amenazas, como la construcción del paseo marítimo, los edificios, los residuos, las actividades deportivas, el marisqueo „permitido o no„ y los vertidos de la Cros, la ría ha mantenido siempre mucha biodiversidad".

Citando a Antonio Sandoval, que es "una de las personas que más sabe sobre esta ría" y sobre las aves que recalan en ella, López indica que hay aproximadamente 45 especies invernantes. Es decir, que se pueden ver cada año entre los meses de octubre y febrero, porque, según la época del año, el paisaje que ofrece la ría es completamente diferente.

Hay especies que vienen de Noruega a pasar el invierno a O Burgo porque, en sus lugares de origen, por el frío, no hay suficientes recursos para sobrevivir. En esta zona, hay, sobre todo, aves limícolas „que se alimentan en zonas en las que hay lodo„ y, en ocasiones, se pueden ver en un mismo día, hasta mil individuos de estas especies en el estuario. Las espátulas, que son aves grandes y blancas, "solo se ven en la ría, no aparecen ni en la Torre ni en el monte de San Pedro", comenta López. Lo mismo pasa con las garcetas y las garzas reales o los cisnes, que son ya residentes en O Burgo. "Con el paso de los años la población ha aumentado una barbaridad, de una pareja que se soltó en la ría de Mera, ahora mismo hay más de cuarenta individuos en la ría", comenta López.

Regatos de Feáns y de Campos y río Mesoiro. Para su primera visita a un barrio, la alcaldesa, Inés Rey, eligió Mesoiro, allí, a principios de esta semana los vecinos le pidieron la recuperación de su río que, ahora, se encuentra soterrado. Romay insiste en la importancia de preservar los enclaves agrícolas que persisten en la ciudad, uno de ellos está en Feáns, donde se encuentran algunas especies calificadas como vulnerables a nivel mundial por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, como la tórtola europea.

Zona agrícola y ganadera de A Gramela. En los prados de este enclave se pueden ver vacas, ovejas y caballos, pero también cultivos tradicionales, los necesarios para dar de comer a las cabezas de ganado. Es un hábitat único en la ciudad, ya que conserva su pasado agrícola y cuenta con una gran población de aves, sobre todo paseriformes, que son pájaros cantores.

Parque de Bens. Es un área abierta en la que conviven aves de especial interés, como el chorlito dorado europeo, el zarapito trinador o la terrera común, con los perros que, a diario, acuden a este pulmón verde de la ciudad. En este enclave, según explica Romay, se han visto ejemplares de especies raras a nivel gallego y español, como el bisbita norteamericano.

Parque de Santa Margarita y paseo de los puentes. Es uno de los lugares en los que se pueden observar sin grandes dificultades ejemplares de halcón peregrino, de gavilán común y de azor común porque van a cazar a este parque en el que hay pinos y robles de interés, además de otras especies de árboles de gran envergadura. En el parque se han visto más de sesenta especies de aves, algunas de ellas bastante raras, como los divagantes siberianos o el mosquitero bilistado „que cría en zonas de Asia templada y pasa los inviernos en el Sureste Asiático tropical„ pero que, por cuestiones de viento, aparecieron aquí.

Parque y laguna de Eirís. Cuenta con un lago artificial, así que, su población de aves está ligada a las zonas húmedas. En sus inmediaciones se pueden ver ánades azules, que son los patos que tienen la cabeza verde y el pico amarillo, también gallinetas comunes y un pájaro pequeño, el carricero común. Tiene vida también en tierra, no solo alrededor de la laguna, ya que den el parque se pueden ver ejemplares de conejos.

Castro de Elviña y río Lagar. La biodiversidad en esta zona tiene varios protagonistas, uno de ellos, la población de libélulas que se da cita en las inmediaciones del río. En este enclave se pueden ver el alguacil azul que, a pesar de su nombre, es un insecto, y también la libélula tigre, entre otras especies. Hay fresnos y alisos, que configuran un bosque aluvial, que son, además hábitats de interés comunitario, hay, por ejemplo, según explica Romay, brezales secos europeos y robles galaico-portugueses.