La crónica del tratamiento de residuos en Nostián y en Sogama es más política que medioambiental. Dos modelos presentados por sus padres políticos como opuestos, aunque en la práctica se complementaban, y que amagaron en 2007 con una colaboración que nunca se ha materializado a pesar de estar firmada desde ese año. De espaldas una a la otra durante dos décadas, el Ayuntamiento ultima el contrato con Sogama para, por primera vez, enviar a la planta de Cerceda los rechazos „residuos tratados, pero no reciclables„ que genera en Nostián. El acuerdo no nace de la colaboración institucional, sino, fundamentalmente, de la amenaza de la Xunta con sancionar la acumulación de rechazos dentro de las instalaciones coruñesas si no se les da salida antes del próximo viernes, 26 de julio.

¿De dónde nace la rivalidad entre las plantas de Nostián y Sogama? A Coruña construyó la planta de Nostián en un giro ecológico del Gobierno municipal de Francisco Vázquez tras el derrumbe del vertedero de Bens, en 1996. El Ayuntamiento la presentó como una apuesta por la recuperación y el reciclaje de residuos. Al mismo tiempo, la Xunta, en alianza con Unión Fenosa, promovió las instalaciones de Sogama, con depósitos de residuos y con una apuesta por la incineración de desechos como fórmula para generar energía. Un modelo, el coruñés, auspiciado por un gobierno del PSOE, y el otro, el autonómico, impulsado por un ejecutivo del PP, rápidamente entraron en contraste, avivado por sus promotores, por más que la relación de Francisco Vázquez con el entonces presidente de la Xunta, Manuel Fraga, rozara la luna de miel.

¿Cuándo surgió la fallida colaboración? Después de años de renegar de la incineración como salida para sus residuos, el Ayuntamiento de A Coruña firmó con la Xunta en 2007 una alianza entre Nostián y Sogama. El PP había sido desplazado de la Xunta por la coalición entre PSOE y BNG. La coincidencia de los socialistas al frente del Ayuntamiento y de la Consellería de Medio Ambiente, con Manuel Vázquez al mando, dio un giro pragmático al giro ecológico del Gobierno local coruñés. El acuerdo firmado establecía que A Coruña enviaría a Sogama el material no reciclable „los rechazos„ "para ser recuperado en forma de energía", es decir, para ser incinerado. La planta de la Xunta en Cerceda enviaría a la de Nostián sus residuos orgánicos para la fabricación de compost. El intercambio supondría, indicaban Ayuntamiento y Xunta, el envío de una planta a otra de 100.000 toneladas al mes, más de la mitad de los residuos que, por ejemplo, Nostián trató el pasado año, 176.555 toneladas.

¿Qué escenario abrió el acuerdo? Nostián y Sogama no llegaron a intercambiar residuos. La entrada de los socialistas en la Xunta apagó la mecha del enfrentamiento entre ambos modelos y el regreso de los populares al Gobierno autonómico en 2009, ya con Alberto Núñez Feijóo, no la volvió a encender. Sin colaborar, pero tampoco sin enfrentamientos entre administraciones por ellas, las dos plantas han coexistido la última década.

¿Por qué acumula Nostián los rechazos dentro de la planta y no en un vertedero? El proyecto elegido por el Ayuntamiento para la planta de residuos, adjudicado a la concesionaria Albada, incluía un vertedero para depositar los rechazos. Proyectado para veinte años, el depósito se llenó en siete. Según la auditoría técnica contratada por el Ayuntamiento en el mandato del PP, el agotamiento del vertedero, pese a dos ampliaciones, se debió, en resumen, a problemas de la planta para el reciclaje de residuos y a la falta de separación de desechos orgánicos e inorgánicos en origen, fundamentalmente en los concellos de la comarca. Albada se vio obligada entonces a trasladar y depositar sus rechazos en un gestor externo autorizado. En su última etapa, los llevaba a la planta de Grixoa, cerca de Santiago. Hasta abril, cuando la Consellería de Medio Ambiente, tras las protestas vecinales por olores, decretó el cese de la actividad en esas instalaciones, según fuentes de este departamento.

¿Por qué buscan ahora una alternativa Albada y el Concello para estos rechazos? Por la amenaza de sanciones de la Consellería de Medio Ambiente por la acumulación de más de 4.000 toneladas de rechazos dentro de la planta. Albada asegura que la Xunta la inspeccionó dos veces sin advertencia de sanción y que aún que le queda espacio para apilar rechazos sin incumplir ninguna normativa. Pero, el 8 de julio, la conselleira Ángeles Vázquez advirtió de multas si continuaba así. Las sanciones, si no hay solución antes, comenzarían a aplicarse el 26 de julio, según Medio Ambiente.

¿Qué alternativas se presentan a Albada y A Coruña? Llevar los rechazos a un gestor exterior autorizado. Según fuentes del sector, descartadas las plantas más lejanas por el elevado coste del transporte de los residuos, Albada tiene varias opciones de gestores privados, pero, bien por precio, bien por capacidad o por ambos motivos, resultan peores que la de Sogama. La planta de la Xunta ha sido la primera opción, por ser la "más rápida" y la de "menor coste", según la alcaldesa, Inés Rey. La tarifa, pendiente de fijar, implicará un sobrecoste al Ayuntamiento si es superior al precio fijado en el contrato con Albada.

¿Cómo discurre la negociación? La amenaza de sanciones por la conselleira se recibió con malestar en el Gobierno local, pero las conversaciones con Sogama son "positivas", según el Concello. En dos días, jueves y viernes, ha habido reunión de la concejala de Medio Ambiente, Esther Fontán, con Sogama, el Ayuntamiento ha enviado a la sociedad la documentación requerida sobre el tipo de residuos que enviará a Cerceda „fundamentalmente rechazos que pueden convertirse en combustibles derivados de residuos (CDR) a través de la incineración„ y la Dirección Xeral de Calidade Ambiental ha autorizado el traslado de la basura de Nostián a Cerceda.

¿Qué queda para hacer efectivo el acuerdo? Que exista pacto en el precio. Sogama comunicará formalmente el lunes al Concello la tarifa que le cobrará, en función del tipo de desechos que reciba. La Xunta ha advertido de que no habrá rebaja y que A Coruña tendrá el mismo precio que el resto de concellos, más de 200, que llevan sus residuos a Sogama.