¿Qué hay de cierto y de falso en la gestión de residuos? ¿Reciclaje o economía circular? El director de la Asociación Galicia Ambiental, Benito García Carril, desmontará mitos respecto al tratamiento de residuos en un ponencia mañana a las 9.15 horas en Trend Café, en la Rúa Santiago.

¿Qué hay que no nos debamos creer sobre la gestión de los residuos?

Hay un punto de partida que es la guerra permanente de datos. Parece que se quiere hacer al ciudadano corresponsable de unos éxitos en materia de reciclaje que no son reales. Eso genera unas tranquilidades que nos sitúan en una posición de comodidad, pero a partir de ahí surgen problemas con la gestión de residuos.

¿Qué éxitos no son tales?

Por ejemplo, si nos ceñimos a datos de reciclaje, la contradicción brutal entre los datos científicos oficiales, los de Eurostat, y los que ofrecen los sistemas integrados de gestión. En el reciclaje de envases nos encontramos con que Ecoembes, que tiene la obligación de financiar los procesos de reciclaje, dice que reciclamos un 77% de lo que generamos; el Ministerio de Transición Ecológica, que suma los datos de las plantas de reciclaje, dice que es del 38%; y una organización como Greenpeace, que es del 25,4%. Son datos de 2016. Cuando llegamos a esta situación se generan en el ciudadano unas sensaciones extrañas.

Parece que se nos engaña muy fácilmente.

Se cae en una práctica vergonzante, el green washing, un marketing verde, que es utilizar mensajes excesivamente positivos en favor de determinadas marcas empresariales o políticas presumiendo de éxitos que no existen.

¿Qué hay que revisar en la economía circular, entonces?

La economía circular en sí misma está sin dar el primer paso. La Unión Europea ha dado a los estados 24 meses para trasladar la normativa y en España estamos en fase de exposición y consulta pública del paquete de economía circular. Lo que se necesita es un repensamiento es el modelo de gestión que tenemos.

¿Qué ha fallado?

En materia de gestión de residuos hasta los años 80 había un sistema de economía lineal: cojo una materia prima de la naturaleza, la utilizo y la tiro a un vertedero; a partir de ahí se nos dice que tenemos que aplicar las tres R (reduzco, reutilizo y reciclo), que es la filosofía hasta la década de los años 2000. Llegados a 2012 y adelante, nos damos cuenta de que las tres R no han bastado y que el calentamiento climático se genera por ese incumplimiento. Su origen es el modelo de consumo: si consumimos más hay que fabricar más y por lo tanto hay más emisiones y más contaminación. Eso es lo que hay que cambiar, el modelo de consumo que ha fracasado, y en el cual se asienta, en España, el modelo de gestión de residuos basado en los sistemas integrados de gestión.

¿Ha fracasado el reciclaje?

Acabamos convirtiendo el reciclaje en un fin en sí mismo. Parece que consumimos para reciclar, algo inaudito en un planteamiento de sostenibilidad. Eso es lo más insostenible. De esta manera se traslada al ciudadano un mensaje peligroso: tú consume, que si separas la basura en tu casa, aquí estoy yo para arreglarlo.

¿Hacia dónde caminar?

Hacia los paquetes de economía circular, que son un modelo de producción y consumo que implica compartir, retirar, reutilizar, reparar, renovar, reciclar... con los materiales que existen para ser reutilizados varias veces. En la práctica implica reducir los residuos al mínimo.

¿Cómo se comporta Galicia en la gestión de residuos?

No es para echar cohetes. Según los datos oficiales del Ministerio, el reciclaje en Galicia en 2016 ronda 14%. El objetivo para 2020 es del 50%. Hay otro dato preocupante: la patronal de los fabricantes de plástico sitúa a Galicia solo peor que Extremadura y Asturias en la recuperación de envases, con un 7,8 a 10,2 kilogramos de envase por persona.

¿Qué mensaje merece conocer el ciudadano ante el fracaso de unos modelos y la lejanía de los objetivos?

El de crear consumidores críticos. Y a las administraciones públicas hay que demandarles sistemas eficientes y sostenibles que permitan que el esfuerzo del ciudadano tenga un traslado real en la cadena de reciclaje. El ciudadano no recicla, separa, y antes tiene que haber tenido motivación y medios para reducir y reutilizar. Pero es difícil para él ser un consumidor responsable si cualquier producto que va a comprar está sobreenvasado, desde una muñeca hasta seis peras. Esto nos lleva a implantar la economía circular.