Una de las primeras decisiones que deben adoptar el Ayuntamiento y la Diputación cuando arranca un nuevo mandato es, entre otras, la asignación de los salarios de concejales y diputados. En el lote, figuran, también, los repartos de asesores de Gobierno y oposición, y la estructura municipal en comisiones de trabajo, pero el debate público, y la negociación privada entre los partidos, se centra en las retribuciones, un tema casi tabú sobre el que los políticos prefieren pasar de puntillas, sin levantar polvareda, y que zanjan con escasas explicaciones, reducido ánimo de transparencia y acusaciones de demagogia a quienes cuestionan las cantidades, los incrementos o ambos.

Intentando hilar fino para evitar dar pie a que a uno le llamen demagogo, comienzo admitiendo que no me atrevo a concretar qué sueldo debe cobrar el presidente provincial, la alcaldesa, los diputados o los concejales. La ley „que aprueban los propios políticos„ establece unos máximos legales a los que ceñirse y, mientras no se modifiquen, a ellos debemos atenernos. Cuestión aparte son los incrementos salariales de un mandato a otro, como los aprobados por el Ayuntamiento y la Diputación este mes.

El presidente provincial cobrará 71.523 euros brutos anuales, un 12,6% más; su vicepresidente, con un aumento similar, 63.000; los quince diputados con dedicación exclusiva, 60.426 cada uno, un 18,4% más. En el Concello, la alcaldesa percibirá 69.218 euros brutos al año, un 42% más que su antecesor; los once ediles con dedicación exclusiva, 59.582 cada uno, un 41% de aumento; y los quince con parcial, 44.687 o 29.791, en función de las horas de dedicación, un 39,5% y un 32,8% más, respectivamente.

Las justificaciones, pocas, para semejantes aumentos van de asignar unos sueldos "oportunos y adecuados al cargo", en palabras de la alcaldesa, Inés Rey, a la necesidad de una "dignificación de la política", según el portavoz socialista en la Diputación, Bernardo Fernández.

Curioso, cuanto menos, que los mismos partidos que aceptaron una bajada salarial en 2015, más pronunciada en el Concello que en la Diputación,voten ahora una subida muy por encima de la que registran los salarios en España. Son incluso muy superiores a las actualizaciones de sueldos de los altos cargos del Estado, a los que el Concello liga la revisión anual de sus retribuciones, y las de los funcionarios de escala A1, a los que la Diputación vincula la suya. Son subidas aprobadas con el voto a favor de todas las fuerzas políticas implicadas „PSOE, PP, Marea, BNG, Ciudadanos y Alternativa dos Veciños„ con la única excepción de Marea, que la apoyó en el Ayuntamiento pero se abstuvo en la Diputación, aunque por un error que no se le permitió enmendar votó a favor. Diputados y ediles de Marea han anunciado que las cantidades que perciban por encima de los 35.000 euros anuales, las donarán a proyectos sociales.

¿Los sueldos de hace cuatro años, cuando se bajaron en ambas instituciones, no eran "oportunos y adecuados al cargo"? ¿No "dignificaban la política"? ¿Por qué los aprobaron entonces? La dignificación de la política no llega solo por el salario que se percibe, más cuando al cargo no se debe acceder por ansias personales sino por vocación de servicio público. La dignificación de la política se conquista, fundamentalmente, con esa labor de cuatro años, con una actividad que redunde en el interés común y con una actitud que busque el bienestar general de la población, en especial de aquellos que más lo necesitan. Y también se dignifica siendo transparentes en decisiones tan sensibles como las retribuciones en la política.