Llegaron huyendo de una dictadura justo cuando aquí se acababa una, y prendieron la mecha en España del rock and roll. Entonando emblemas como Salta!!! o Dime que me quieres, el fuego "se hizo rápidamente" con Tequila. "No había mercado para el género, pero tampoco competencia. Fue una suerte", explica el vocalista Alejo Stivel, en plena gira de despedida junto a Ariel Rot. El cantante recupera estos meses sus composiciones más famosas como punto y final de la banda, que echó el cierre en los 80 sin previo aviso. Su modo de redimirse, el Adiós Tequila Tour, recalará hoy domingo en María Pita como parte de las fiestas, en las que tocarán a las 22.30 h.

La separación de Tequila fue abrupta, ¿se les había quedado abierta esa etapa?

Claro, fue un cierre sin despedida. Y a mí me enseñaron que irse de las fiestas sin despedirse es de mala educación, por eso hemos querido repararlo y montar una celebración para hacerle justicia a la gente a la que le gusta el grupo.

Sin embargo, decía Ariel Rot que al público no le importó demasiado el fin de Tequila.

Yo no estoy tan de acuerdo con eso. Creo que hay mucha gente a la que le dolió. Yo me he cruzado con muchos que me han dicho que no sabían qué había pasado, y que no había habido ni una nota de prensa. Así que no estoy tan convencido de que no le haya importado a nadie que nos separáramos.

Ahora dan el adiós definitivo, justo cuando parece que todos los grupos vuelven...

Siempre fuimos muy a contracorriente, así que mantenemos la costumbre [se ríe]. Cuando todos los grupos cantaban en inglés, nosotros cantábamos en español. Cuando la música la dominaban cantantes melódicos, salimos nosotros haciendo rock en España.

En los 70 el género ya tenía carrera en Argentina, ¿les chocó la escena que encontraron aquí?

Sí. Argentina era un país donde había una escena de rock brutal y, en ese momento, España era un desierto. Era un poco triste. Yo iba a ver conciertos y eran actuaciones muy poco relevantes. Claro que tampoco tenía ni idea de cómo era el panorama, porque no había redes con las que pudieras informarte. Nosotros veníamos huyendo de una dictadura muy sangrienta, y llegar aquí, sin conocer a nadie... La verdad es que fue duro.

Su camino se quedó al margen de la Movida, ¿qué les excluyó del movimiento?

Es que cuando surgió la Movida nosotros ya éramos superestrellas. Llenábamos estadios, vendíamos cientos de miles de discos... Pasábamos por otro lado.

Y, aun así, a usted no le dejaban entrar en el Rockola...

Bueno, una vez [risas]. Otras veces fui a ver conciertos, pero un día no me dejaron entrar, lo cual me pareció muy gracioso.

¿Se mantiene esa endogamia hoy en el mundo de la música?

No más que en el cine o el teatro. Pero la verdad es que no lo sé, porque siempre he estado bastante al margen. Me he relacionado con músicos a los que he producido, y colaboro con ellos, pero hay muchos que ni conozco...

En su último disco, Yo era un animal, asegura que no se arrepiente de nada. ¿Dice la verdad?

[Piensa] Quizás me arrepiento de no haber parado para componer y salir de gira. Si volviera a escribir de nuevo mi historia, no me ausentaría tanto tiempo de los escenarios. Estuve encerrado en un estudio sin salir, y hoy hubiese compatibilizado ambas actividades.

¿Por qué no lo hizo?

No hubo ninguna razón. Nunca decidí no volver a cantar, simplemente empecé a producir y se creó como una rueda laboral donde enlazaba un trabajo con otro. No tenía tiempo ni de pensar y, para realizar una carrera artística, hay que dedicarle tiempo.

¿Le pasó factura ese aparte cuando regresó a los escenarios?

Puede que ahora no tenga la cantidad de seguidores que tendría si no me hubiese alejado del oficio. Hay mucha gente que todavía no me conoce. Salirme del ojo público me hizo perder en exposición, pero no es nada que no se pueda solucionar [ríe].

Por ejemplo, componiendo de nuevo para Tequila. Escribió ese Yo quería ser normal después de 30 años...

Nos pidieron la canción para la película de Superlópez, y la verdad es que fue maravilloso. Nos salió un tema que expresa mucho lo que quiero contar...

En su juventud, lo que plasmaba era una cruzada contra la rutina, ¿existe realmente eso para una estrella del rock?

[Risas] No, no. La verdad es que estaba empatizando con el resto de la gente, porque yo no tengo un día igual al otro. A veces, necesito tener un poco más de estructura, y me creo mis propias rutinas. Pero si te pasas la vida sin ellas te acostumbras, y al final no las llevo muy a rajatabla.