Los familiares de Manuel Pardo Maceiras, fallecido hace 57 años, se encontraron hace dos semanas con una desagradable sorpresa en el panteón del que son propietarios en la parte civil del cementerio de San Amaro: algunos de los elementos de la estructura escultórica estaban destrozados, con un ancla sujeta por cuerdas de hormigón partida, trozos por el suelo y cascotes desperdigados. El origen de tal destrucción es la tala municipal de un árbol muy próximo que se encuentra en la instalación, de la que no fueron advertidos; tampoco nadie les comunicó que las ramas caídas habían impactado contra el panteón y dañado alguna de sus partes. El Concello, según fuentes municipales y tras las quejas de uno de los tres familiares que sobreviven a Maceiras, se hará cargo de los desperfectos.

Un responsable del cementerio de San Amaro fue quien informó la semana pasada a Javier Blanco Pardo, nieto del fallecido, de que se encargaría de ordenar la reconstrucción de la estructura dañada. El Ayuntamiento lo confirmó unos días después a este periódico.

No es la primera vez que este panteón familiar de cuatro plazas sufre desperfectos, cuenta Blanco Pardo; hace unos años una rama, también en otra tala del mismo árbol, quebró la punta del ancla marinera que decora la escultura, y la familia la reparó por su cuenta. Los daños son mayores esta vez y los arreglos serán por cuenta del Concello.

Alcalde de barrio

Manuel Pardo Maceiras, fallecido en mayo de 1962, fue durante la República un alcalde de barrio en A Coruña, una figura similar a lo que hoy son los representantes principales de las asociaciones de vecinos. Él abarcaba la zona de San Pedro de Visma y Peruleiro, recuerda Juan Gago Pardo, otro de los nietos del fallecido; su madre y los dos primos son los únicos herederos vivos. Pardo Maceiras fue directivo del Ateneo Republicano de A Coruña y durante la Guerra Civil, según su nieto Juan, estuvo a punto de ser fusilado hasta en tres ocasiones, una de ellas en el antiguo bosque de Bolonia, en la zona de Riazor, hoy desaparecido.

Maceiras falleció por enfermedad más de dos décadas después de la Guerra Civil y fue enterrado en el área del cementerio de San Amaro donde se enterraba a los republicanos. Su nieto Juan Gago estaba muy enfadado hace días, sobre todo porque el Ayuntamiento no informó a la familia de los daños provocados por la tala del árbol próximo al panteón. Asegura incluso que en la misma acción una rama gruesa y pesada aplastó parte de la lápida de una tumba próxima, como pudo comprobar al visitar estos días su panteón familiar. Cuando se repare la estructura funeraria al menos se habrá subsanado la imprudencia.