Los daños causados en las aceras por el paso de los vehículos cuando entran y salen de sus garajes suponen, de tanto uso, un deterioro de elementos urbanos que no pasa inadvertido al Ayuntamiento. Desde el año 2013 la administración municipal revisa los vados de las instalaciones de aparcamientos existentes en edificios de viviendas y reclama a los propietarios de garajes privados que reparen los desperfectos ocasionados por los coches. El número de requerimientos se disparó de forma espectacular el año pasado, según recoge la memoria de gestión municipal: de 15 a 248 peticiones, un incremento superior al 1.550%.

La cifra de reclamaciones solo en 2018 equivale al 65% del total de las tramitadas por el Concello en el periodo de cinco años que va de 2013, cuando comenzó la revisión de las licencias de vado durante el mandato del PP, a 2017, 380. El documento que repasa la gestión del Ayuntamiento señala que las tramitaciones del año pasado contaron con el apoyo de una auxiliar durante seis meses.

Campaña de inspección

La campaña de inspección del estado de las aceras situadas en los accesos a los garajes se inició con un primer dictamen que dio como resultado 150 peticiones a propietarios de garajes para que subsanasen los daños provocados por los vehículos en torno a las rampas de entrada y salida. Un año después crecieron los requerimientos a 187. El descenso fue significativo en los tres años siguientes, con 14, 14 y 15 reclamaciones de reparaciones cursadas por el Concello respectivamente. Hasta 2016 se habían realizado, según la memoria de gestión de aquel ejercicio, más de 2.000 revisiones.

La actividad de inspección de vados reservados en las calles ha continuado con un relevante salto de requerimientos municipales por el mal estado de las aceras en los dos últimos años. Ya en 2009 el interventor del Concello había exigido al Gobierno local que vigilase el efecto del paso de los vehículos al usar los garajes y reclamase a los propietarios de los mismos que se encargase de arreglar cualquier daño causado. Hasta entonces era el Concello el que invertía en la reparación de los pavimentos.