La obligación de identificar a los canes y la dureza de las sanciones han provocado un aumento en el registro de los perros potencialmente peligrosos en la ciudad. Según datos del Ayuntamiento, en la actualidad hay registrados 560 ejemplares de este tipo de razas, más del doble que hace seis años, cuando eran 253. Es casi el 3% del total de perros que hay en A Coruña, donde la cifra ronda los 20.000.

Cada miembro de la unidad familiar, además, debe estar autorizado para pasear a estos perros. Actualmente hay concedidas un total de 1.122 licencias para sacarlos a la calle. Es casi el triple de las que se tramitaron en 2013, año en el que había 391 permisos.

Este crecimiento no solo se debe a la moda por tener uno de estos ejemplares, sino por el mayor control por parte de las diferentes administraciones. En enero de 2018, la Xunta elevó las multas, que van desde los 500 a los 5.000 euros, por no tener el chip o no inscribir a los animales en el Rexistro Galego de Identificación de Animais de Compañía. Además, los dueños de los perros potencialmente peligrosos tienen la obligación de poner a sus canes la correa y el bozal, obtener un seguro de responsabilidad civil, ser mayor de edad y no tener condenas por delitos graves como homicidio, torturas o libertad sexual.

Los datos del Ayuntamiento señalan que el año pasado se presentaron 208 solicitudes de tenencia de perros potencialmente peligrosos, de las cuales 152 fueron concedidas. También se registraron infracciones y 55 se derivaron a la Xunta, aunque no se recibió respuesta, según indican fuentes municipales.

Una de las razones por las que se quiere tener controlados a estos perros es por los ataques. En 2018, se denunciaron 29 moderduras, nueve de perros peligrosos, y se tramitaron cuatro órdenes de uso de bozal.

Las razas más comunes son pitbull terrier, american staffordshire terrier, rottweiller, doberman, staffordshire bulle terrier, dogo de burdeos o presa canario. Además, está prohibido adiestrarlos para incrementar su agresividad en peleas.