"Siempre hace un día estupendo". La presidenta de la asociación de vecinos de Eirís, Mónica Díaz, presumía ayer de que el buen tiempo llegó a la ciudad en coincidencia con la fiesta del barrio, la dedicada a la fresa. La cúpula del parque sirvió como parasol para las decenas de personas que se acercaron durante la caluroso jornada a degustar esta fruta de verano, de la que se repartieron alrededor de 100 kilogramos.

En una sola hora los organizadores vieron cómo se agotaban las fresas y cómo se recogían ganancias. Y es que el club de fútbol que lleva el nombre de la zona fue el encargado de repartir ecovasos, para evitar los residuos, con un euro aportado por cada participante como reserva. Con la devolución del envase, una vez degustado el fruto, se retornaba la cantidad económica y el montante repercutirá en la propia entidad deportiva.

Niños y música

"Hay una barbaridad de gente", relataba la dirigente vecinal en la tarde de ayer y comentaba cómo, a primera hora de la tarde, cuando se abrieron los hinchables, la mayor parte de la audiencia eran niños y abuelos. Estos también compusieron el público del paseo guiado por las huertas urbanas municipales de la zona, que interesó sobre todo, según Díaz, a los pequeños. Muchos de los asistentes no conocían la iniciativa y los pequeños, al ver de cerca cómo crecen los vegetales, fueron los primeros en preguntar todo lo que se les pasó por la cabeza, comentó la presidenta de la asociación de vecinos. Los niños también contaban con otra parte de la programación dirigida a ellos, con la actuación de Jano Sin Medidas. Los adultos se acercaron sobre las ocho de la tarde, a la salida del trabajo, cuando dio comienzo el IV Torneo de Fútbol Festa da Fresa en el cercano campo.

La música tampoco faltó a la fiesta, con la actuación del grupo de baile tradicional A.C. Donaire y con un concierto folk. Después, ya en horario nocturno, la Orquesta New York amenizó la verbena.