Seis décadas después de empezar a trabajar, Dolores Agra, una coruñesa de 78 años ha decidido jubilarse. En el año 2016 recibió, en un acto en Madrid, la medalla al Mérito en el Trabajo por los 61 años que llevaba cotizados. Ahora ya 64.

Dolores Agra, a quien todos los que la conocen llaman Loli, comenzó a trabajar cuando solo tenía 14 años en una mercería en el centro de la ciudad. Este establecimiento evolucionó a la lencería, que es a lo que se dedica actualmente. En 1980 decidió abrir su propia tienda, Lencería Marta, que lleva el nombre de su hija, ya que, según afirma, "con lo complicado que es abrir un comercio", no quiso darle muchas vueltas al nombre.

El establecimiento, que se encuentra al inicio de la avenida de A Pasaxe, en el barrio de Os Castros, está en liquidación por su jubilación. "Me encuentro bien, pero ahora estoy sola y no es que no me apetezca venir, pero finalmente hemos tomado esta decisión. Liquidaremos y después mi hijo se hará cargo de la tienda", explica Dolores Agra. Una vez que vendan todas las existencias, el establecimiento permanecerá un tiempo cerrado, así lo prevé la dueña, hasta que su hijo Ricardo decida cómo orientará finalmente el negocio. "Quizá empiece con lo de hombre, que es de lo que se ocupa ahora", indica Agra.

Hace casi tres años que le concedieron la medalla al Mérito por el Trabajo, un hecho totalmente inesperado para esta coruñesa, que se describe como una persona totalmente normal. "Ahora soy Ilustrísima. Nunca podría haberlo imaginado", explica la dueña de Lencería Marta, que se sorprendió al leer este tratamiento en el diploma de condecoración que le dieron en el acto de entrega de las medallas.

"Yo soy muy tímida y no contaba con que me fueran a dar esa medalla, porque nosotros no habíamos solicitado nada", destaca Agra, que continúa ostentando el récord de ser la persona que más tiempo ha cotizado en España a la Seguridad Social.

A pesar de que la jubilación está próxima, no tiene planes fijados a largo plazo. "Tengo muchas amigas, voy a tomar café con ellas, pero no tengo nada realmente planeado para cuando me jubile.Ya viajé mucho y fui a grandes desfiles, pero de momento no he hecho planes", afirma. Para esta coruñesa, después de más de seis décadas detrás del mostrador, "las clientas ya son más amigas que clientas".

Admite que el sector está "regular", pero destaca que se siente orgullosa por tener una clientela tan fiel. "Yo cogí muy buenos tiempos e hice fuego con lo que fui ganando, pero ahora la cosa cambió bastante", lamenta Dolores, que considera que cada vez hay menos tiendas como la suya.

"Yo no creo que estas tiendas pequeñas, de barrio, desaparezcan, porque al menos en mi caso, la mercancía es completamente distinta a la de los grandes almacenes. Yo tengo una clientela hecha, que viene a por los productos que yo tengo. La gente ya sabe que yo vendo caro, pero vendo bueno", explica Dolores.