Hércules de Armamento descarta marcharse de las instalaciones de la fábrica de armas de manera voluntaria en los próximos días. Su desahucio estaba previsto para ayer, pero la que fue concesionaria de las instalaciones de Pedralonga consiguió paralizarlo al entregar un escrito en el Ministerio de Defensa en el que se oponía a abandonar la factoría.

El Ministerio tendrá ahora que decidir si estima las razones de Hércules de Armamento para quedarse o si sigue el proceso iniciado ya, el de desalojar a la empresa por la fuerza una vez que se haya agotado el plazo de abandono voluntario. Defensa decidió revocar la concesión a Hércules de Armamento por incumplimiento de las condiciones del contrato. La que sustenta el desahucio es el impago del canon completo de 2017. Esta decisión fue recurrida también por la empresa ante la Audiencia Nacional, un caso que todavía no se ha resuelto.

"No tengo que irme de unas instalaciones que me fueron concedidas legalmente. Lo haré cuando me lo diga la ley porque hay un Contencioso metido", explicó ayer a este diario el gestor de Hércules, Ramón Mejuto, que asegura que, actualmente, la fábrica tiene "una actividad muy bajita", casi "nula", pero que sus 56 trabajadores "están implicados" con el proyecto, a pesar de llevar meses sin cobrar.

Defensa retiró la concesión a Hércules porque le adeuda parte del canon de 2017, aunque ahora también le debe el de 2018 „cada año, la concesionaria debe pagar 250.000 euros por explotar las instalaciones„. Sobre si lo va a abonar, Mejuto aseguró ayer a este diario que "está pendiente" pero que "no hay ningún contencioso del Ministerio de Defensa para reclamarlo".

Hércules carece de suministro de agua y luz desde hace meses por impago de los recibos, perdió también el permiso para fabricar armas, ya que la empresa de seguridad abandonó las instalaciones por falta de pago. Mejuto defiende que aún podría retomar la actividad y poner al día las cuentas con la Administración „que van más allá del canon, ya que ha contraído deudas también con la Seguridad Social„ pero que, para ello precisa "inversores", algo que no ha confirmado si tiene o tendrá en breve. Sobre el estado de las instalaciones, Mejuto defiende que las máquinas están en buenas condiciones a pesar de que no tienen carga de trabajo actualmente.

Tras la rescisión de la concesión a Hércules de Armamento, el Ministerio de Defensa prevé el desalojo de las instalaciones y que, en ellas, se pueda levantar el proyecto impulsado por la Universidade da Coruña y empresas privadas de la Ciudad de las TIC, basado en la promoción y la investigación de las nuevas tecnologías. Mejuto, sin embargo, se muestra partidario de que ese proyecto se desarrolle pero sin necesidad de que su empresa abandone las instalaciones, ya que confía en recuperar la concesión en los tribunales.

Hércules de Armamento incumplió en estos cinco años que lleva en Pedralonga otros compromisos, como que iba a crear 155 empleos en el primer año de actividad y 200 en el segundo. Actualmente, según Mejuto, quedan 56 empleados en la factoría. "Si tengo que salir, saldré, cuando me lo diga un juez. No porque lo diga nadie de fuera. Lo único que están consiguiendo es hacernos más fuertes a mis trabajadores y a mí a pesar de que no cobran. Es un caso único", relató ayer Mejuto, que no desveló el contenido de las alegaciones presentadas ante Defensa para paralizar el desahucio de las instalaciones.

Mejuto se refiere a la situación actual como "un partido de fútbol" y asegura que, ahora, tras una mal primer tiempo, están "en el descanso" y que todavía le queda tiempo para remontar, aunque tampoco explica cómo lo hará. Mejuto culpa al antiguo comité de empresa de la fábrica de armas de no apoyar su proyecto y de "espantar" hasta a seis inversores que querían formar parte de la factoría.