Desde 2011 José Ramón Piñeiro, de UGT, es el representante de los trabajadores en el Consejo de Administración del Puerto. Hace pocos días, la Xunta le ha renovado en el cargo.

¿Cómo ha sido la experiencia hasta ahora y qué espera con la renovación del cargo?

La experiencia tiene sus momentos. Hemos pasado algunos bastante importantes con la problemática del puerto exterior, con lo que conllevó la falta de entendimiento entre la anterior corporación municipal y la Autoridad Portuaria. Espero que a partir de ahora la situación mejore. Mi labor fundamental en el consejo no deja de ser la de ser representante de los trabajadores, independientemente de la filiación sindical que tengan. Es mi labor principal.

¿Cuáles son los asuntos que más le preocupan?

Como consejero lo que más me preocupa es la salud económica y laboral del Puerto. Tuvimos el problema de la Solana, que fue un tema que escoció mucho. Había la oferta que hacía el Concello habiendo una propuesta, con estudios de Hacienda y todo lo que conllevaba encima de la mesa, aconsejando que la decisión debería ser la más alta económicamente. Mi labor es representar a los trabajadores y lo que busco es que el Puerto esté lo más saneado posible. Y aquello era bueno para los trabajadores y para la Autoridad Portuaria. Al mismo tiempo pedí que, si había un beneficio, hubiera una repercusión en el bolsillo de los trabajadores.

Con respecto a la Solana, el Concello defendía que tenía que primar el interés público.

Yo lo he dicho en más de un consejo. Al fin y al cabo soy uno que está en medio. Les tengo dicho a las dos partes en más de una ocasión que, por encima de todo, estaba el interés de la ciudadanía y que deberían intentar buscar el máximo entendimiento posible porque al final repercute en todos.

Pero en la votación, ¿apoyó a la dirección del Puerto?

Sí que la apoyé, porque yo buscaba un beneficio para los trabajadores, que es mi función ahí.

¿Confía en que el clima en el consejo mejore con el nuevo Gobierno municipal?

Espero que vaya mejor. A mí, sinceramente, me gustaría que llegara a haber un entendimiento entre ambas partes y que eso revertiera en la propia ciudad. Sería bueno para todo el mundo. Si hay posibilidades y las dos partes reman en la misma dirección, habría que buscar una condonación de la deuda que tiene el Puerto por el puerto exterior y que la Autoridad Portuaria, a cambio de eso, cediera los terrenos a la ciudad. A mi solamente me quedaría decir: ¿Qué coruña queremos? ¿Qué proyecto haremos? Y que tiren para adelante. Yo, en eso, estoy totalmente de acuerdo.

Pero, después de condonar la deuda de Valencia, no parece que el Gobierno central quiera hacerlo en A Coruña.

Lo del puerto de Valencia y A Coruña son temas diferentes pero eso no quita que se pueda buscar un punto de encuentro para beneficiar a las dos partes.

¿Y si no lo hay?

Hay unos protocolos que se firmaron en 2004 y yo creo que al final se tiene que imponer el bien social. Está claro que no porque sea público tiene que ser gratis. En cierto modo lo veo lógico. Lo que tenemos que tener claro es una cosa: tenemos una Autoridad Portuaria fuertemente endeudada por un puerto exterior y si todo el mundo rema en la misma dirección y tenemos un proyecto de ciudad, yo me imagino que la Autoridad Portuaria se sumará, siempre y cuando, evidentemente, le alivien de una situación que ella no buscó. Quien la metió en este follón fueron los políticos.

¿Cómo ve el futuro del puerto en Langosteira?

Hacer el puerto exterior fue una decisión política: a la Autoridad Portuaria le vino impuesta. Nos podrá gustar más o menos, pero lo que tenemos que hacer, después de la cantidad de dinero que se ha gastado, es intentar que sea lo más rentable posible y que en un futuro sea motor económico que tire de la ciudad y de la provincia. La oportunidad está ahí.

¿El traslado afectará a los trabajadores?

Entiendo que a los actuales no; espero que lo que implique sea el fomento de empleo.