El anterior Gobierno local decidió que los agentes de la Policía Local no actuaran de oficio ante la venta ambulante en la calle Real y que solo respondieran ante llamadas ciudadanas. El actual Ejecutivo municipal mantiene esta política, evitando así el cerco a los manteros que se registró en este céntrico lugar en años anteriores. Los datos de los últimos ejercicios de actas de confiscación en la ciudad confirman esta manera de actuar, ya que cayeron de las 126 de 2016 a las 59 del año pasado, según la memoria del 092.

En los últimos días se detectó la presencia de policías motorizados en la calle peatonal pero se movían a velocidad lenta, permitiendo el paseo de los vecinos y turistas y provocando que los manteros recogieran sus pertenencias rápidamente antes de su llegada. El atraque de varios cruceros en las últimas semanas ha incrementado las ventas de los comercios de la zona, pero también las de los vendedores ambulantes. Personas de origen subsahariano y latinoamericano forman el grupo habitual de vendedores en la calle Real y lo que tienen a la venta es tanto artesanía como bolsos o ropa.

El informe de resumen de las acciones del año pasado de la Policía Local sí que contempla dispositivos específicos de venta ambulante en los mercadillos de A Sardiñeira y San Agustín y explica que de forma "eventual" también se vigila la calle Real o Barcelona por ser, dice, "una actividad comercial sometida a licencia municipal". En cambio, los procedimientos administrativos que contabiliza en este comercio y mendicidad en cruces o aparcacoches solo fueron tres durante todo el año pasado.

Obligación

La orden que se mantiene por ahora a los agentes de la Policía Local es no actuar de oficio ante la presencia de manteros sino solo responder a requerimientos ante llamadas ciudadanas al teléfono 092. Estos avisos, explicaban fuentes municipales hace pocos meses, "generan una obligación" pero, si no, se mantiene una política "no enfocada a la sanción". Y es que la mayor parte de personas que venden productos en la calle suelen carecer de permiso de residencia por lo que la administración no les permite darse de alta en autónomos para poder efectuar una actividad comercial.

Los empresarios de la calle Real habían pedido al Concello que ofreciera en los jardines de Méndez Núñez o en O Parrote un lugar específico para estos vendedores para evitar que se dispusieran frente a sus negocios.