Manolo Lago tiene 75 años, pero su despertador sigue sonando a primera hora de la mañana para iniciar su jornada. Sigue yendo al que era su puesto de trabajo, pero ya no realiza las mismas tareas. Ahora esta jubilado, aunque continúa aferrado a su sueño laboral. "En 1968 hice mi propia empresa, Talleres Becar. Y así hasta el día de hoy. Me jubilé hace unos años, estiré la jubilación y ahora lo que hago es estorbar", cuenta.

De joven estudió maestría industrial y pronto encontró trabajo. En 1960 firmó su primer contrato. Antes de crear su propia empresa, trabajó para otras dos firmas, pero tenía claro cuál era su objetivo: ser su jefe. Así nació Talleres Becar, una empresa que ya es parte de su historia y su familia. "Tengo tres hijos, pero la empresa es el cuarto porque llevo toda una vida allí. Yo lo engendré, lo parí y lo amamanté", explica sobre un proyecto que hoy sigue vivo.

Nacido en Cuatro Caminos, Manolo siente un vínculo especial con A Coruña. "Al cien por cien", añade. Cuando le tocó jubilarse, tenía claro que "no podía meterse las manos en los bolsillos" y salir a pasear. Él necesita más. Por eso no falla en su cita con Talleres Becar. "Si me quedase en casa, me aburriría muchísimo. A mí me divierte estar entorno a la empresa", asegura. Por ello, a pesar de tener cotizados casi 50 años, va cada día y lee el periódico, habla con clientes o hace recados como ir al banco.

Aunque reconoce que visto con perspectiva parece que "todo suena a música celestial", tuvo sus momentos buenos y no tanto dentro de la empresa que él mismo levantó. "Todo ha evolucionado muchísimo. Más rápido de lo que se aprenden las cosas", señala. El sector del automóvil, que es al que se dedica Talleres Becar, también ha sufrido cambios en las últimas décadas. "Desde que empece y hasta ahora, este sector ha cambiado mucho. Sí es cierto que la base es la misma, pero las tecnologías son extraordinariamente modernistas y futuristas", comenta.

A su lado tiene a sus tres hijos, que han sabido heredar la pasión por este mundo. "Los tres trabajan en la empresa", dice, a la vez que desea que "le dan continuidad" a la firma durante muchos años. "Ojalá siga así porque trabajamos con firmas multinacionales que nos tienen en un buen lugar", apunta.

Manolo Lago sigue paseándose por el taller, pero reconoce que está "cansado" para desempeñar las labores que hacia antes. "La verdad es que con la jubilación pasé a mejor vida. Además, aunque quisiese, no podría trabajar", confiesa entre risas. Como premio a tantos años trabajados, Lago siente "orgullo" por su empresa, con la que se identifica totalmente. "Mi experiencia es la que recogen todos estos años", concluye.