Es una experiencia para los niños que dejan a sus familias en Tinduf, en Argelia, pero también para los que les abren las puertas de sus casas durante el verano para que sean uno más. Felipe de la Vega tiene once años y no tiene hermanos pero, por primera vez, este verano pudo compartir sus juegos y mañanas con Bendir, que cumplió aquí once años. Su madre, Bárbara Niño, es profesora, así que, con todo el verano por delante, la familia decidió que viviría esta experiencia.

"Es muy bueno y se aprenden muchas cosas con ellos", explica Niño. Para Felipe es una experiencia, una oportunidad para compartir su vida y a sus padres con un niño que apenas habla su idioma ni les entiende porque para Bendir es también la primera vez que pasa el verano fuera de casa. "Jugamos en el jardín a un montón de juegos", relata Felipe, que ha aprendido a tener un hermano, aunque solo sea durante dos meses.

Hella tiene catorce años y empezó a viajar a los nueve. Habla perfectamente español y dice que le encantaría quedarse para poder vivir aquí. Este año, del otro lado del avión, le estaba esperando una familia de lo más experimentada en la acogida de niños saharauis. "Es el octavo año. Antes que Hella ya estuvo su hermano con nosotros", comenta María.

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Familias de A Coruña acogen a niños saharauis en verano

A Hella le gusta "todo" de las Vacaciones en Paz, por la mañana baja "a la playa", pasea un poco, se da un chapuzón y se va para casa. "Estamos muy contentos con la experiencia porque, además, tenemos un niño más pequeño y él ya sabe que son parte de nuestra familia, los ha visto desde pequeñito en casa", relata María, que gracias a la acogida ha aprendido "a conocer de cerca los problemas a los que se enfrenta el pueblo saharaui y las condiciones en las que vive...".

"Son niños con una gran capacidad de lucha y de superación, aprenden con mucha facilidad y son niños muy agradecidos, tenemos un verano en familia", comenta María. En el acto de despedida de los trece niños y sus familias, ayer, en María Pita, la presidenta de la Asociación de Solidariedade Galega co Pobo Saharauí, Maite Isla, agradeció la colaboración de las familias y les alertó de que una de las pequeñas que había viajado a Galicia y que se había sometido a una operación de corazón, se encontraba ahora hospitalizada, después de haber sufrido un ictus tras la intervención. "A lo mejor necesitamos de vuestra colaboración para visitarla, que le dará mucho ánimo", relató Isla.

Rey animó a los vecinos a abrir sus casas a los pequeños saharauis, para poder ampliar el número de niños que viene a la ciudad. "Gracias por ser embajadores de la paz y por enseñarnos tanto, por transmitir valores de igualdad, de diversidad y de respeto a la diversidad", dijo Rey.