Cuando uno entra a la biblioteca del colegio Raquel Camacho parece que las historias le están esperando y que sus protagonistas cobran vida para contarlas. Se respira magia. Pero este espacio va más allá de los libros. Tanto que la Xunta le ha concedido el sello de Biblioteca Escolar Solidaria, con el que premia el trabajo de aquellos centros que promueven el voluntariado cultural. "Es un espacio diferente. Si el colegio fuese un árbol, la biblioteca es el tronco del que van saliendo las ramas", explica la coordinadora, Beatriz Maceda.

No está sola entre los libros, pues siempre hay niños dispuestos a pasar tiempo junto a ella. "Tenemos un voluntariado de alumnos de Quinto y Sexto de Primaria que se ofrecen a trabajar aquí", cuenta. Los alumnos, según Maceda, dedican "sus horas de recreo a ordenar y hacer préstamos".

Participan en actividades de la Semana del Libro y se implican en una labor solidaria que les hace crecer como personas. "El año pasado, llevamos cuentacuentos a guarderías, centros geriátricos y a la librería del barrio, Suévia. Son actividades fundamentales para esta gente", resume la coordinadora de la biblioteca, que entiende que esta actividad "ayuda" a los más pequeños a "trabajar la responsabilidad y la solidaridad".

"Aprenden a ayudar a los más desfavorecidos o a los que les resulta más difícil el acceso a la literatura", reconoce. Dentro del centro, los voluntarios de la biblioteca también comparten su tiempo con personas con dificultades, como los autistas, para proporcionarles "libros específicos" que les permitan divertirse como a los demás.

Además de formarlos como personas, estos alumnos encuentran en la biblioteca algo más que libros. "El préstamo es secundario, porque tenemos cerca el Ágora. La biblioteca es un eje fundamental del colegio, porque dentro de ella se pueden trabajar muchas disciplinas", comenta Beatriz Maceda, a la que le ilusionan los proyectos que llevan a cabo cada curso, que nacen en este espacio pero llegan a todas las clases. "El año pasado nos centramos en la igualdad de género y este hablaremos de poesía y cuentos, siempre desde la diversidad", apunta.

En la biblioteca también hay ordenadores, juegos, talleres y concursos. "Es un lugar interdisciplinar para los alumnos", indica Maceda. El sello que otorga la Xunta es "un reconocimiento" a todo este trabajo. "Una alegría, sobre todo, para los niños, que no salen al recreo para trabajar en la biblioteca", concluye.