La concienciación de que también el aceite que se usa en la cocina se puede reciclar llega desde ayer a empresas y domicilios en bicicleta. La compañía de mensajería Vanenbikke entrega a cada cliente un folleto y un embudo para hacer la tarea más fácil y para animar a los que aún no lo hacen.

La información llegará a más de un centenar de personas para que los registros de los contenedores instalados en la calle para recoger este residuo crezcan. El colectivo Mulleres Colleiteiras es el encargado de realizar la tarea de recolección y tratamiento del aceite y también aporta su grano de arena al cuidado del medio ambiente. Desde hace meses utilizan los productos desengrasantes de la tienda La revolución de los graneles para evitar utilizar plástico y porque, a diferencia de los que se venden en supermercados, son biodegradables.

"Aprovechamos que llegamos a muchos lugares para colaborar", explica el director de Vanenbikke, Andrés Souto. Desde la entidad añaden: "Es muy fácil, solo hay que saber cómo hacerlo y tener la herramienta".