En el interior del edificio del antiguo Gobierno militar, en la Ciudad Vieja, se han proyectado diversos usos desde su cesión al Concello. Por ahora solo se ha llevado a cabo el centro cívico, pero quedan muchos metros cuadrados sin uso. Para poder utilizarlos, dos informes técnicos, fechados en 2010 y 2017, advierten de deficiencias en vigas y pilares que harían necesarias obras de refuerzo para garantizar la seguridad de los espacios de uso público. Los dos arquitectos que firman los documentos, apoyados en catas y ensayos realizados en el interior del inmueble, destacan que el estado general del mismo es "bueno", pero, sin cuantificarlas, apuntan a obras para poder poner en uso las partes vacías.

El informe más reciente, de hace dos años, fue encargado por el Gobierno local de Marea Atlántica para instalar en el edificio „entre las calles Veeduría, Damas, Amargura y Alfonso IX„ usos "sociales y culturales". El arquitecto expone que no se detectan "patologías significativas" pero hace un repaso por todas sus partes para concluir que, principalmente, en vigas y pilares es necesario acometer diversos trabajos. El resto, cimentación, forjados o muros, podrían mantenerse tal cual están si no se incrementa la "carga" sobre ellos, lo que influiría para el tipo de utilización que se realizara en su interior.

Existe, según el documento, un número "significativo" de vigas con niveles de seguridad "totalmente insuficientes", advierte, por lo que si se conservara la estructura deberían reforzarse casi todas ellas. El experto añade que se podría actuar en la totalidad para que, si hubiera un cambio en el uso o carga del edificio, no se tuvieran que realizar actuaciones "más costosas". En el caso de los pilares, el técnico detecta una "escasez" en su armado por lo que, de manera "integral", debería, dice el arquitecto, trabajarse en todos ellos. La propuesta sería descubrir todas las caras de estas columnas, poner la "armadura necesaria" y volver a cubrirlos de hormigón. El informe también cuestiona el estado de este material usado en la construcción del inmueble y cree que se debería proyectar una acción para "proteger la armadura" del mismo hacia el futuro "de manera que se interrumpa el proceso de degradación ya iniciado".

El concejal de Cultura, Chero Celemín, comentó en una entrevista en este periódico que una de las posibilidades de uso sería albergar el archivo municipal, pero el informe de 2017 muestra cautela al respeto y advierte de que tendrían que tomarse medidas específicas y costosas: "En caso de aumentar las cargas (disposición de bibliotecas, estanterías de archivos, archivos, compactos...), se recomienda sustituir el elemento estructural y mejorar el terreno mediante inyecciones". Según el mismo informe, habría que analizar también las diferentes cotas de los cimientos y adaptarlas.

Antigüedad

El informe anterior coincide en la urgencia de reforzar ciertas partes de la estructura si se ocupa el edificio. En el año 2010, el encargo a un arquitecto se debía a la idea de instalar en el inmueble un Centro Internacional de Recursos de las Culturas. El experto afirmaba que "sin duda" el inmueble requería de rehabilitación aunque, en general, decía, "está en un estado de conservación bastante bueno, considerando su antigüedad". La construcción cuenta con cuatro plantas, una de ellas semisótano, con una superficie total de cerca de 4.000 metros cuadrados. Está incluido en el Plan Especial de Protección y Reforma Interior de la Ciudad Vieja y Pescadería (Pepri) y el Concello le otorga una protección integral, que limita sus intervenciones.