Convertir el exterior de la fábrica de armas de A Coruña en los muros que sirven de fortín a una cárcel o el instituto Calvo Sotelo en el patio donde se relacionan los presos es posible gracias a la magia del séptimo arte. La ficción permite crear ilusiones en la gran pantalla para ilustrar una historia ambientada en otro contexto, en otro ambiente, y recrear así los lugares que exige el guion. Lo sabe bien la productora Vaca Films, especialista en hacer de A Coruña un plató de cine, sea cual sea el lugar donde se desarrolle la acción. Aquí ha rodado películas como La sombra de la ley o El desconocido y lo ha vuelto a hacer en su nuevo estreno, Q uien a hierro mata, la última cinta dirigida por Paco Plaza y protagonizada por Luis Tosar.

A Coruña es testigo presencial de la mayoría de tomas, aunque narrativamente la trama se ubica en las Rías Baixas. Sin citar su nombre, la ciudad y su entorno alcanzan su propio protagonismo con la presencia de diversas localizaciones emblemáticas, reconocibles para el espectador.

De las ocho semanas en las que se prolongó el rodaje, siete se desarrollaron en A Coruña, Oleiros, Bergondo y Sada. "Para todo el equipo es más cómodo trabajar en casa", explica Martín Ramudo, responsable de localizaciones del nuevo film de la productora coruñesa. "El único hándicap es el tiempo. Aunque hay más horas de luz que en otros lugares, aquí tenemos las cuatro estaciones en un mismo día: llueve y deja de llover, luego hace sol...", indica sobre las ventajas e inconvenientes de rodar en Galicia.

Solo el clima es la única variable que puede llegar a suponer un obstáculo. El equipo técnico destaca la acogida de los vecinos, así como las facilidades y comodidades que ofrece la ciudad, en comparación con otras urbes como Santiago de Compostela, en las que sí puede resultar complicado producir una película.

Como coruñés, para Martín Ramudo siempre ha sido un sueño rodar en la fábrica de armas. Aunque nunca ha accedido al interior de las instalaciones, en las que permanece sin actividad la empresa Hércules de Armamento, sí ha podido utilizar sus exteriores para simular el edificio carcelario que aparece en la película gracias al permiso del Ministerio de Defensa.

Las escenas en el interior de la cárcel se filmaron en la entrada y pasillos de la antigua prisión provincial, con la autorización de Instituciones Penitenciarias y el Concello de A Coruña. La recreación de la cárcel de Quien a hierro mata se completó con el patio del instituto Calvo Sotelo y un plató para las escenas de la celda. "La cárcel está deteriorada, hay goteras... Es una pena que, teniendo un edificio así, no se conserve en condiciones porque es muy difícil rodar en una cárcel real. Únicamente la de Segovia lo permite en la actualidad", comenta el responsable de localizaciones.

El cementerio de San Amaro es otro de los exteriores que se identifican a primera vista en la nueva película de Paco Plaza. También se visualiza la avenida do Porto y, al fondo, la fachada de la comisaría de la Policía Nacional tras la detención de uno de los personajes principales.

Después de visitar algunos pazos como el de Mariñán, el equipo optó por dotar de realismo la residencia donde trabaja el protagonista, Luis Tosar, y seleccionó el centro de mayores DomusVi, en Oleiros. "Encontramos todas las facilidades para rodar allí. Una vez lo planteamos, vieron que podía ser algo positivo para los residentes. Nos dividíamos cuando rodábamos en el jardín... Se organizaron muy bien durante los cinco días de rodaje", afirma Ramudo.

Hasta dos semanas se precisaron para las escenas en la clínica, una localización constante. En Bergondo, descubrieron Euroespes, con una planta de habitaciones vacía y sin uso. "Fue un golpe de suerte encontrarla porque nos dejaron picar tabique, pintar y convertir una clínica real en un plató de cine. Los responsables vieron de modo positivo darle uso a esa planta", comenta.

Una de las escenas más violentas del thriller tiene lugar en un apartamento situado en el número 1 de Primo de Rivera. La vivienda, reformada por Mass Arquitectura, fue seleccionada por su amplio salón. Durante toda la secuencia, rodada de noche, se reconocen las luces de la ciudad en un segundo plano. También la cafetería Manhattan de la plaza de Pontevedra aparece en una escena nocturna en la que Luis Tosar y María Vázquez comparten un momento familiar.

Y el barrio marinero de Fontán, en Sada, está detrás del oscuro callejón donde se ubica el local de trapicheo al que el protagonista acude en busca de heroína. "Con un neón de colores y poca iluminación, conseguimos hacer un pub en un portal del barrio de Fontán", explica el jefe de localizaciones de Quien a hierro mata, una obra que vuelve a poner rincones representativos de A Coruña y su entorno en el centro del objetivo cinematográfico.