"Nunca se rindan", les animó en marzo la directora para la Calidad de Vida de la Dirección General de Medio Ambiente del Parlamento Europeo, Verónica Manfredi, a los activistas que participaron en marzo en las jornadas del Día del Agua, en el Parlamento Europeo. Les pidió que no se rindiesen nunca, que siguiesen luchando y confiando en Europa para solucionar sus problemas. Muchos de ellos lo hicieron, a pesar de que, año tras año, veían cómo en los Presupuestos Generales del Estado se consignaba una partida de un millón de euros para la regeneración de la ría de O Burgo que nunca se ejecutaba.

Y entonces, salieron a la calle y fueron a Bruselas, también a la televisión, a los plenos y a Madrid en busca de una senda abierta que les permitiese llegar a la meta de ver la ría limpia y en plena capacidad productiva, donde pudiesen, como treinta años atrás, vivir miles de familias del estuario.

El portavoz de los mariscadores a pie, Manuel Baldomir, recibió ayer, por este diario, la noticia del desbloqueo de la financiación con "esperanza, con ilusión", pero también con "cautela". "No es la primera vez que nos llevamos un varapalo, que parece que todo avanza y, después, por un gobierno o por otro, el proyecto se queda en un cajón", relató ayer Baldomir, que espera que tanto el Estado como la Xunta puedan llegar a un acuerdo sobre cómo y cuándo se van a acometer las obras.

"Lo importante es que reserven las partidas presupuestarias necesarias para sacar el proyecto a concurso. Todo depende de que dejen de jugar y que vean el gran problema medioambiental y socioeconómico que es tener la ría como está", comentó Baldomir, que considera que el hecho de que el Gobierno esté en funciones no debe ser excusa para que se paralice la tramitación. Sobre todo, porque, encima de la mesa, está la Declaración de Impacto Ambiental, que tiene una validez de cinco años, de los que el día 27 de este mes habrá consumido dos.

La portavoz del BNG en Europa, Ana Miranda, que en 2013 consiguió que una delegación de la Comisión de Peticiones viajase a la ría, reclamó ayer compromiso al Gobierno del Estado para acometer las obras.

"Es inaudito que seis años después de la primera visita de la delegación del Parlamento Europeo, la ría de O Burgo siga sin dragado, sin retirar los lodos y sin analizar por que se produce esa excesiva sedimentación", lamentó ayer Miranda, que en enero de este año, volvió a llevar la contaminación del estuario a Bruselas y forzó que Europa solicitase más información sobre la situación real de la ría a los concellos, a la Xunta y al Estado.

"Una vez que la comisión Europea decidió acceder a la modificación de los criterios del Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER), el Gobierno central tiene que mojarse para conseguir la financiación completa que precisa la ejecución de la obra", explicó ayer la representante del BNG en Europa.

El Ministerio de Transición Ecológica había reservado en el anteproyecto de los presupuestos de 2019 la mitad del coste total de la obra, 24 millones de euros, aunque ese documento no se aprobó en el Congreso, de modo que, para hacer frente a su parte, tendrá que realizar cambios en las partidas hasta que consiga introducir el proyecto en sus cuentas.

A falta de definir un calendario con las demás administraciones, Transición Ecológica tiene claro ya que la inversión tendrá que hacerse en varios ejercicios, según el ritmo que marque la empresa que, finalmente, resulte adjudicataria del proyecto, ya que, en principio, las tareas de regeneración y saneamiento tendrán un plazo de ejecución de 23 meses, según la Declaración de Impacto Ambiental.

Ese plazo puede ser menor si las empresas incluyen en sus propuestas una rebaja no solo del coste sino también de los tiempos de realización de las obras. Europa abre la mano a la financiación, pero aún es preciso definir qué parte pagará y cómo.