La desigualdad de género es un problema que afecta a la sociedad en muchos ámbitos, y uno de ellos es el universitario. En las aulas de profesores, las cátedras y en el rectorado todavía hay una brecha de género que, en algunos casos, resulta preocupante, y en otras, se abre un camino esperanzador hacia un cambio. Según datos de la memoria del curso pasado de la Universidade da Coruña (UDC), hay más alumnas que alumnos, y también más mujeres entre el personal administrativo. Pero, en cuanto se asciende en la escala académica, los hombres copan los puestos de poder. "Cuanto más alto es el nivel de los puestos de trabajo y mayor es la responsabilidad, menor es el número de mujeres", reconoce la vicerrectora del campus de Ferrol y Responsabilidad Social, Araceli Torres.

En A Coruña, hay 177 catedráticos, de los cuales 138 son hombres. El porcentaje en los decanatos tampoco es mucho mejor, con un 33% de mujeres. Las cifras mejoran en el personal docente e investigador, pero todavía están lejos de la paridad, con 545 mujeres por 848 hombres. "Algo pasa. En España solo hay un 20% de mujeres en las cátedras. Pero, sin embargo, la presencia de mujeres en la Universidad es mayor. El número disminuye en cuanto se va subiendo en la carrera académica. Hay una fuerte segregación vertical", señala Torres.

La decana de Sociología, Raquel Martínez Buján, explica que esto se debe a varios factores. "En primer lugar, vivimos en una época en la que los catedráticos son personas de una determinada generación. Antes, eran más hombres que mujeres los que hacían a la Universidad", recuerda. Pero esta no es la causa más determinante, por lo menos desde su opinión. Martínez Buján reconoce que la "maternidad es todavía una fuente de desigualdad en el ámbito académico". Los datos lo reflejan. En la Universidade da Coruña hay 493 profesores titulares, con un 38% de personal femenino. El porcentaje es casi idéntico en profesores asociados (119 hombres y 70 mujeres), pero mejora en los docentes contratados con doctorado, pues casi la mitad son mujeres. "En España no se tiene en cuenta la maternidad. En Suecia, el número de hijos de las investigadoras se tiene en cuenta para saber cuándo no han podido publicar o hacer estancias en el extranjero", dice la decana de Sociología como ejemplo, a la que le preocupa que "una mujer tiene más dificultades a la hora de completar su trayectoria académica y consolidarla".

A la maternidad se unen las cuestiones culturales sobre el poder. "Llama la atención que la mayoría de estudiantes son mujeres y

El equipo de Gobierno de la Universidad coruñesa está formado por un rector „Julio Abalde„, tres vicerrectores y cuatro vicerrectoras. Además, hay un secretario y una gerente, pero la valedora de los estudiantes es Ana Tarrío. "Están cambiando un poco las tornas y se está igualando. En los equipos decanales hay bastantes mujeres, así que llegarán a los puestos de poder", señala la estudiante de Derecho y Administración de Empresas, María Lorenzo. Dumitru también considera que se camina "en dirección hacia la igualdad", pero Julia Sandomingo, auxiliar de servicios de consejería en la facultad de Derecho, no es tan optimista. "No creo que estén cambiando las cosas. Es algo visible. Hay pocas decanas y directoras de departamento. Casi todo son hombres", lamenta.

A la vicerrectora del campus de Ferrol le gustaría decir que ve "un futuro esplendoroso", pero se obliga "a ser realista". "A día de hoy, hay muy pocas rectoras en España. Hay más en las universidades privadas que públicas, pero son pocas. Los equipos de Gobierno sí son paritarios, como ocurre en otros ámbitos políticos", indica Torres, quien considera que esto es "un reflejo de la sociedad".

Y no hay que fijarse en el rectorado para ver estas desigualdades. En otros puestos, como conserjería, también está presente. Lo explica Sandomingo: "En cuanto a las auxiliares puede haber más o menos paridad, pero si hablamos de jefes de servicio, es decir, conserjes, no. La mayoría son hombres. He trabajado en muchas facultades y solo coincidí con una conserje mujer".

María Lorenzo está en el otro lado, en las clases, en las que las mujeres son mayoría. "Hay muchas mujeres que eligen Derecho y ADE como carrera, como llama la atención que hay muchos profesores", comenta. Las nuevas generaciones permiten ser optimistas. O así lo entiende Araceli Torres, que considera que la Universidad "es un ámbito privilegiado". "Los alumnos son jóvenes, con niveles educativos altos y son muchos los que están comprometidos y son activas en la defensa de valores igualitarios", expone. Sin embargo, como punto negativo, confiesa que "las chicas perciben que su posición en las sociedad es peor".

En la UDC, hay prácticamente el mismo número de alumnos y alumnas en grado, tesis y programas de doctorado, mientras que en máster, el porcentaje de mujeres es algo mayor. En titulaciones, el grupo femenino también está por delante. Pero dentro de estos datos positivos existe una segregación horizontal. "Hay carreras con más hombres y otras con más mujeres. Si entras en Educación, vas a ver más chicas, aunque la diferencia no es tan grande como en Informática. Es apabullante la cantidad de hombres que hay", detalla Adina Dumitru, mientras que Julia Sandomingo "nota que en Caminos o Informática el porcentaje masculino es altísimo". "Solo con entrar, lo ves", añade.

Araceli Torres reconoce que este desigualdad en la elección de estudios "no está disminuyendo", lo que la hace preocupante. "Las mujeres, en general, se concentran en arte, humanidades, ciencias sociales, jurídicas y de la salud. Mientras que su presencia es menor en ciencias, tecnología, ingeniería y matemáticas", analiza. El problema está en que "estas titulaciones van a tener mucha influencia en el futuro y la caída de vocaciones femeninas supone un a pérdida de talento".

La solución está en la educación. O así lo entiende la vicerrectora del campus de Ferrol. "Hay que enseñar a los jóvenes referentes femeninos e involucrar a los hombres en el fomento de la corresponsabilidad dentro de la familia", sentencia Torres.

A pesar de que todavía hay una brecha de género, las cosas están cambiando. Eso sí, lentamente. Desde 2014 hasta el año pasado, se han sumado a la Universidad cuatro catedráticas más. La subida es mayor en profesores titulares, que se ha pasado del 34% al 38% de mujeres en cuatro años. "Se observan cambios y soy optimista, pero el techo de cristal está ahí. Cuando llega una determinada situación, las mujeres no son capaces de avanzar a la siguiente posición porque hay impedimentos culturales, estructurales y de su rol en la sociedad".

El mayor cambio se produce en el ámbito de la investigación. La directora del campus de Sostenibilidad, que lidera la participación de la UDC en proyectos europeos del programa Horizonte 2020, explica que la Unión Europea "está atenta a que, no solo haya paridad, sino que haya más mujeres que hombres". "Quizá sea para que se compense la desigualdad histórica", opina.

Desde su experiencia, Adina Dimitru explica que "el tema de género en los proyectos europeos es ya un requisito". "Ahora, además, hay interés por que una mujer sea líder del paquete de trabajo y que concursen a contratos de investigación prestigiosos como el Marie Curie", cuenta.

En su piel "no" ha sentido "la desigualdad", pues muchos proyectos abarcan en "cómo solucionarla" en el trabajo en equipo. Tampoco María Lorenzo siente que es menos que sus compañeros. "Nos tratan a todos por igualdad", afirma. Aunque sí les gustaría que la apuesta de la Universidad por las mujeres "siga reforzándose" para cubrir, cuanto antes, una brecha de género todavía presente.