Se puede hacer mejor este Don Giovanni? Siempre es posible hacerlo mejor, sobre todo un espectáculo tan complejo como es la ópera; pero en esta representación coruñesa, que rememoraba aquel lejano (1798) estreno español en A Coruña, se ha producido una verdadera conjunción astral ya que, a los ocho astros que brillaron como cantantes, se unió otro rutilante lucero en la dirección escénica: un artista grande entre los grandes, Carlos Saura. Y, sin desmerecer de este altísimo nivel, un Coro Gaos impecable vocalmente e incluso con cierta desenvoltura escénica, difícil en ámbito reducido como el de nuestro Teatro Colón; coristas y director „Fernando Briones„ recibieron muchos aplausos al final de la representación. La Sinfónica de Galicia, también con dificultades por las estrecheces del foso, realizó un excelente trabajo haciendo honor a su altísima calidad. Y Miguel Ángel Gómez Martínez redondeó una magnífica representación conduciendo la obra hasta un final de extraordinaria brillantez. Decorados nada convencionales: dos paneles dispuestos en diagonal sobre las tablas; muy original planteamiento de Saura „autor de los notables dibujos que los ilustraban„ que permitió eludir tanto el tradicional cartón-piedra como los socorridos cicloramas. Elenco de cantantes difícilmente mejorable en su conjunto; acertada y equilibrada elección del plantel. Juan Jesús Rodríguez realizó uno de sus mejores trabajos „si no, el mejor„ de los que tengo memoria: soberbio como actor y como cantante. Orfila, magnífico Leporello, también en la doble faceta de cantante-actor. La soprano Gilda Fiume tiene un metal de voz de arrebatadora belleza y además canta maravillosamente un papel de gran dificultad. La mezzo (¿no tiene muchas características de dramática o de falcón?), Ginger Costa-Jackson posee cualidades vocales poco comunes: timbre incisivo, squillante, que llena el teatro, y esplendoroso registro agudo. Francisco Corujo hizo un Don Ottavio perfecto: elegante, impecable vocalmente, siempre en su sitio. Rocío Pérez cantó maravillosamente su Zerlina, a la que prestó un encanto especial; posee una preciosa voz. El barítono Gerardo Bullón encarnó el personaje de Masetto que hizo y cantó de modo espléndido. Y el bajo ucraniano, Andrii Goniukov, dio prestancia al Comendador; su definición vocal parece más adecuada para roles de bajo menos profundo.