Rober Bodegas reconoce que está en un momento especialmente dulce. Y es que el año, dice, ya no les "daba para más". El plural es por Alberto Casado, otrora compinche en Sé lo que hicisteis..., y ahora compañero en aventuras como La Resistencia o Pantomima Full. Ante la creciente presencia del dúo, el cómico coruñés trabaja por no desatender su carrera en solitario, con la que aterrizará esta tarde en Afundación (20.00 horas) de la mano de Fango, su último show.

Su nuevo espectáculo promete temas tabú para la comedia. ¿No ha escarmentado?

[Risas] La verdad es que no. Igual sí que me lo tomo con más cuidado, pero tampoco puedes dejar de hacer lo que haces porque haya ocurrido una polémica. Cambiar todo mi personaje y mi manera de escribir implicaría volver a empezar, y no le veo sentido. Además, ahora mismo, hagas lo que hagas va a haber un porcentaje de gente que te va a criticar.

En Fango

[Lo piensa] Es verdad que ahora estamos todo el año de gira con Pantomima [Full], y que yo solo suelo girar menos. Pero en Madrid estoy cada semana haciendo mis monólogos, así que no es raro volver a esto. Haga lo que haga, lo tengo que mantener, porque es mi ancla a la comedia. Aunque girar con Pantomima es más divertido, porque vas con tu colega.

Da la sensación de que ya son para el público como una especie de Cruz y Raya

Sí, eso es así. El público de nuestra edad nos recuerda de otras cosas como Sé lo que hicisteis..., pero para muchos hemos pasado de ser personas que no conocían a "los de Pantomima". Para esa gente, no tenemos cara, somo "el gordo y el delgado" o "el alto y el bajo". Hemos perdido un poco nuestro nombre, pero está bien, porque significa que nos ha superado a nosotros mismos.

Su gancho como dúo han sido las farsas de la sociedad... ¿Cuáles se han encontrado en el mundo del espectáculo?

Se podrían hacer varios vídeos de la pantomima que hay en la profesión. Por ejemplo, a nosotros nos hace mucha gracia un perfil de compañero que tenemos que solo se relaciona con gente igual o más famosa que él. No te presenta a su amigo el informático, no, siempre es un actor o un presentador, cuando en realidad aquí todo es un poco cutre y hay quien gana un Goya y además trabaja de camarero. Pero ese rollo clasista nos divierte.

Ustedes podrían aspirar a él. Entre La Resistencia, Comedy Central News y La Resistencia,Comedy Central NewsCuando ya no esté

Sí, somos como los colaboradores de guardia [ríe]. El año pasado fue un año muy bueno, incluso llegó el momento en el que dijimos: "Ya no podemos hacer más cosas".

¿Qué extraña de esa comedia underground

Yo creo que sigo haciendo lo que quiero, así que tampoco extraño mucho. Hemos tenido la suerte de que a la gente le guste algo completamente underground como hacemos nosotros en Pantomima Full, con una cámara y nuestro canal. Pero también hicimos mil cosas antes de Pantomima que no tuvieron ningún alcance.

A usted le tuvieron que echar una mano otros, como Cándido Pazó.

Sí, eso fue cuando empecé. En 2002 realmente no había cómicos, y tampoco sitios donde se programasen. Cándido tenía un circuito de bares de cuentacuentos, así que me dijo que si quería fuera a sus actuaciones y me cedía unos minutos de su espacio. En ese sentido, me lanzó un poquito, y le estoy muy agradecido.

¿Quién fue su primer público?

El primerísimo fue el de Laracha. Mi debut fue un desastre terrible, me quedé en blanco y lo pasé fatal. Estaba ahí un chico que me vio y me dijo: "Es una pena que lo hagas tan mal, porque el texto estaba muy bien".

Se quedaría destrozado.

Bueno, yo lo encontré positivo. Sabía que las cosas habían ido fatal, pero al menos sabía que el texto era gracioso. Pero lo había pasado tan mal en el escenario que no quería repetir aquello.

Entonces no confiaba demasiado en su talento, ¿hoy ya se ha demostrado a sí mismo sus capacidades?

No lo sé, pero digamos que al menos me conozco. Antes era muy tímido, nunca había hecho nada escénico, y me costaba mucho ese paso de mirar a los espectadores. Pero hay una cosa que tengo probada, y es que casi es mejor hacerlo mal, pero creyéndote la polla, que hacerlo bien creyéndote una mierda, porque en ese caso la gente va a desconectar. El público enseguida huele tu miedo.