Expocoruña sigue sin hacer desaparecer los problemas que arrastra desde su inauguración hace más de una década. Las cuestiones pendientes de arreglar del recinto ferial no son solo económicas. El espacio arrastra un tema legal, puesto que sus estatutos no se han adaptado aún a una ley autonómica en vigor desde 2010. Además, el despacho de la dirección está vacío. Santiago García-Poveda, el gerente que eligió el PP desde la Xunta y el Concello en 2012, se jubiló en abril, sin que la Administración autonómica, competente para su nombramiento, hubiese relevado su marcha en el último medio año. La Consellería de Industria responde que el proceso está "en trámites". La memoria de gestión del recinto admite que en 2018 se perdieron varios eventos que estaban previstos.

Expocoruña vive en estos momentos un cambio en las caras de su patronato y en su consejo de dirección por las elecciones municipales. El consejo es el órgano de gobierno, con dos representantes de la Xunta, uno de la Diputación, uno del Concello, uno de la Confederación de Empresarios, uno de la Cámara de Comercio y uno de Abanca, además de un asesor legal y secretario. La Cámara de Comercio ya no participa de la actividad, al rechazar, al igual que la Confederación de Empresarios, la posición en la que quedaron tras convertirse, obligatoriamente, en una fundación.

Tras las municipales y ya en verano, los representantes de administraciones y entidades se han sentado en la mesa en varias ocasiones para arreglar asuntos pendientes. Uno de ellos es que los estatutos del recinto ferial, en estos momentos, no están adaptados a la legalidad, concretamente, a la Ley autonómica de organización y funcionamiento de la Administración general y del sector público autonómico de Galicia. Es de 2010, por lo que el retraso en la actualización va camino del decenio. Las conversaciones siguen y, por parte del Concello, la propuesta está pendiente del análisis de los letrados municipales.

Pero es que además el recinto, cuyos ingresos dependen de la captación y organización de ferias y eventos que se preparan con meses de antelación, está actualmente descabezado con la marcha de García-Poveda, ingeniero que había trabajado para Ferrovial Agroman, Huarte o Hispano Alemana de Construcciones y que fue elegido por la Xunta y el Ejecutivo de Carlos Negreira.

La estructura directa era mínima: un gerente, una administrativo y un técnico de mantenimiento. Ahora mismo ya no existe ni gerente desde la jubilación del anterior. Su nombramiento depende del Gobierno gallego, con mayoría en los órganos de dirección. Es el conselleiro de Economía e Industria quien ostenta la presidencia. La vacante no está cubierta desde abril y ya solo quedan dos personas de plantilla directa en el recinto ferial para asumir la carga de trabajo.

Un decenio después de su inauguración, el recinto todavía no es capaz de autofinanciarse y le cuesta cubrir los costes de su construcción. En 2012, coincidiendo con el cambio de gerencia y en medio de la virulencia de la crisis económica, el recinto se impuso una política conservadora de gasto, con ingresos procedentes de la gestión y del alquiler de espacios y con escaso margen de inversión. En 2017, a petición del Gobierno municipal anterior, presentó un nuevo plan de viabilidad para analizar cómo mejorar el volumen de negocio.

En el documento, la gerencia considera que la situación es todavía delicada pero que, con los ligeros brotes tras una etapa reducida al alquiler de espacios, se puede abordar algún evento propio como los que se promovían cuando empezó a andar. Eso sí, "con pocos riesgos" y una vez que se analice de manera "rigurosa y prudente" que no van a ocasionar pérdidas al recinto.