Los estrictos requisitos que se exigen a los propietarios de perros de razas potencialmente peligrosas hacen que muchos de estos animales acaben por abandonarlos por los problemas que les causan. Esto lleva a que en la actualidad el 40% de los canes alojados en el centro de acogida municipal, la conocida popularmente como la perrera, sean de estas características.

La concejala de Medio Ambiente señala que quienes compran estos perros se comprometen a cumplir las condiciones fijadas pero luego cualquier persona de su familia los pasea, a pesar de carecer de autorización para hacerlo. Esther Fontán destaca que estos animales generan problemas en el centro de acogida porque necesitan mucho alimento y tienen que estar separados del resto y que fomenta su adopción educándolos previamente y favoreciendo que los adoptantes tomen contacto con el animal durante un mes antes de la entrega definitiva para familiarizarse con él.