El ahora exdecano del Colegio Notarial, José Manuel Amigo Vázquez, fue el único de los albaceas del legado de Manuel Piñeiro Pose que contestó al Concello cuando, tras un expediente abierto por el anterior Ejecutivo municipal de Marea Atlántica, se inició el intento de recuperar un edificio en Payo Gómez, que su dueño había donado al Ayuntamiento al morir en 1940 y que nunca llegó a engrosar el patrimonio municipal.

Piñeiro Pose, el filántropo coruñés, quería que este inmueble, que tiene entrada también por la calle Teresa Herrera, fuese propiedad del Hospital municipal, aunque eso no pasó nunca y, hasta ahora, el inmueble sigue estando inscrito a su nombre en el registro. En el catastro, sin embargo, lo está al de la Fundación Legado Don Manuel Piñeiro Pose, que dejó de funcionar de 2005, y que está integrada por las personas que representan a los colectivos a los que el fallecido había decidido legar su patrimonio.

En mayo de este año, el Gobierno de Marea, decidió abrir una investigación sobre el testamento de Piñeiro Pose y sobre su intención de legar el inmueble al Hospital municipal. Era una época en la que los médicos iban a las casas de los ricos, y los pobres, al hospital.

El área de Rexeneración Urbana e Dereito á Vivenda realizó en mayo un informe y requirió a los cinco albaceas testamentarios a que procediesen "a la ejecución de la voluntad" del fallecido y que le hiciese entrega del edificio al Concello, aunque solo uno de ellos contestó, José Manuel Amigo Vázquez. Lo hizo para dejar constancia de que él había renunciado al cargo de albacea universal en octubre de 2010 y que había notificado ese abandono al Concello dos años después, en octubre de 2012. Y es que, Piñeiro Pose dejó como albacea a quien en cada momento fuese decano del Colegio Notarial, por lo que, tras dejar el cargo, las personas abandonan su categoría de gestores de este patrimonio.

El Gobierno local ha anunciado „según consta en una respuesta a una pregunta escrita formulada por Marea Atlántica„ que, "por tratarse de un expediente voluminoso y complejo, se están analizando las actuaciones" a realizar. Y es que, ninguno de los albaceas, salvo el que renunció a su cargo, contestó al requerimiento del Concello, que pretende recuperar el inmueble. El Gobierno local se puso en contacto con el abad de la Colegiata, en calidad de testamentario y administrador de las viviendas, así como con el resto de cargos recogidos en el testamento, entre ellos, algunos párrocos.

En los años posteriores a la muerte del filántropo coruñés, el entonces abad de la Colegiata explicó al Concello que existían "dificultades" para cumplir la voluntad del fallecido porque existían bienes en América y, por eso, era "imposible" entregar las rentas para la beneficencia. Entre 1977 y 1984 constan en las arcas municipales unos ingresos de poco más de cinco millones de pesetas procedentes de este legado. En 2011, el Concello encargó una tasación del inmueble, valorado en unos 11,5 millones de euros.

El Ejecutivo de Marea entendía que al Concello le corresponde no solo el inmueble sino también todas las rentas percibidas desde que en octubre de 1940, el Pleno de la Corporación municipal aceptó la donación del filántropo coruñés.

El testamento establecía la prohibición de enajenar el edificio en los treinta años siguientes a la muerte de Piñeiro Pose, de modo que ese veto se levantó en 1970. El plan general otorga usos comerciales a los bajos de este inmueble de treinta viviendas y consta que el edificio está "en pleno uso".