El centro cívico de la Ciudad Vieja acogerá hoy el segundo encuentro internacional organizado por el Foro Humboldt Coruña, dedicado a la figura del investigador alemán que inició en esta ciudad su viaje por América. El profesor Tobias Kraft, de la Academia de Ciencias de Berlín, hablará en esa cita sobre la reciente digitalización de los diarios de viaje que redactó Humboldt, que permanecieron inaccesibles durante largo tiempo. Según este experto, esos documentos permiten conocer nuevas facetas sobre la vida y la obra de un hombre decisivo para el avance de la ciencia en el siglo XIX.

¿Por qué se ha decidido digitalizar los diarios de viaje de Humboldt?

Una razón es que nunca han sido publicados enteramente. Ahora es la primera vez desde 2013 que ha habido acceso a ellos, ya que antes tanto el público general como el especialista tenía muchos problemas para tener acceso directo a esos documentos, que tienen un gran valor histórico, ya que son los originales de su gran viaje a las Américas. Se puede considerar una de las expediciones científicas más relevantes del siglo XIX, que dio la pauta a otras muchas y a una nueva concepción de las Américas en Europa y a muchos nuevos conceptos que las propias naciones americanas que justo después del viaje de Humboldt empezaron a nacer tuvieron de sí mismas. El legado cultural y científico de Humboldt no solo es patrimonio de Alemania o de Europa, sino también de Cuba, México, Ecuador, Perú, Colombia, Venezuela y de la misma España, ya que es una figura que conecta a muchas diferentes inquietudes.

¿Qué problema había para que no se pudiera acceder a los originales de los diarios?

La historia de los diarios es muy compleja. Al final de la Segunda Guerra Mundial fueron sacados de Berlín de la casa de los herederos de Humboldt y llevados por el ejército ruso a Moscú. Después de una década fueron devueltos a Alemania, pero no a la familia Humboldt, sino a la República Democrática Alemana, donde permanecieron hasta la desaparición del país. Solo con la reunificación fueron restituidos a la familia, que quiso venderlos, por lo que en 2013 el Estado alemán junto con fundaciones privadas y públicas reunió 12 millones de euros para comprarlos. Y, además, la compra fue ligada con una digitalización completa de los diarios, pero también de otros manuscritos que están en parte en Berlín y en parte en Cracovia, también por circunstancias de la Segunda Guerra Mundial. La digitalización de los manuscritos terminó en 2015 y fueron catalogados en una gran base de metadatos, por lo que ahora podemos ver la forma en la que trabajó Humboldt.

¿Ha permitido la digitalización conocer nuevos datos sobre su labor?

Permite ver los diarios de viaje al completo, ya que hasta ahora solo había ediciones selectivas que nunca fueron una transcripción total. Recientemente publicamos textos que encontramos en los archivos de Berlín y Cracovia sobre La geografía de las plantas, una de sus obras cumbres, que publicó en 1807 y que hoy ligaríamos con la biodiversidad y la ecología. En los años veinte de ese siglo, Humboldt decide hacer una edición ampliada, pero nunca logra publicarla.

¿Era consciente de la trascendencia de sus investigaciones?

Yo diría que era muy consciente de la trascendencia de su obra y de sus diarios de viaje. Hoy los conocemos en nueve tomos forrados con piel de cerdo, pero esa forma se la da en los últimos años de su vida, ya que durante su viaje fueron solo unos cuadernos. Sobre 1853 decidió transformarlos en un objeto de archivo y entregarlos al Observatorio de Berlín para dejarlos a la memoria y accesibles a investigadores interesados en su trabajo, mientras que gran parte de su correspondencia la quemó después de leerla.

¿Tuvo interés por ser divulgador científico?

Totalmente. Un ejemplo son La invención de la naturaleza, que fue publicado para el público en general con una idea de difusión masiva. Desde el comienzo su interés fue servir a la comunidad científica en sus diferentes ramas como comunicar su trabajo y sus reflexiones a la población general. Otro ejemplo es su obra Cosmos, de 1827 y 1828, con la que inicia un nuevo formato de comunicación científica que son las lecturas públicas. Decidió hacer en Berlín dos ciclos de conferencias, uno para la Universidad y otro más corto abierto al público en un local que él mismo alquiló y que llenó en cada sesión con más de mil personas, por lo que fue algo de todo lo que el mundo habló en el Berlín de aquellos años y a las que incluso podían asistir mujeres. Hace pocos días unos colegas míos publicaron una nueva edición de unas notas que una berlinesa tomó de ese ciclo de conferencias. Esas lecturas fueron después publicadas como cinco tomos que fueron también un éxito a nivel editorial en muchas partes del mundo.

Se dice que Humboldt fue un gran relaciones públicas de su propia figura. ¿Está esto relacionado con su actividad divulgadora?

Absolutamente. Es bastante probable que fuera una persona vanidosa y consciente del impacto que tenía como ser humano e investigador, ya que fue una estrella de la ciencia desde muy temprana edad y sabía aprovecharse de eso, pero nunca en lo económico, ya que murió endeudado y pobre y nunca le dio importancia al dinero. Si era vanidoso era por formar parte de los círculos de decisión y tener influencia. Y usó esa influencia para la ciencia, la divulgación de su trabajo y de otros investigadores. Estaba convencido de que el conocimiento de la relación del hombre con la naturaleza era fundamental para el progreso de la sociedad y que nos iba a ayudar a todos a entenderla mejor y a formar una mejor sociedad.