El suelo sobre el que se asienta La Solana está pendiente de una modificación urbanística que el Gobierno anterior ha trasladado al actual en el marco de su acuerdo de mandato. El cambio, aprobado de forma provisional en el pleno de enero de 2019 con la única abstención del PP, tiene por objeto devolver la calificación de suelo público a las instalaciones deportivas, que desde 2013, cuando se aprobó el plan general en vigor, está calificado como espacio libre privado en la categoría de parque deportivo.

La ratificación definitiva tiene que firmarla la Xunta. La Autoridad Portuaria, propietaria de los terrenos, y la concesionaria de La Solana se oponen al cambio urbanístico. El Puerto anunció después de 2013 su intención de vender las instalaciones y el hotel Finisterre para costear la construcción de la dársena exterior.