Los conductores del bus urbano reciben con esperanza la campaña municipal contra los malos aparcamientos iniciada el lunes. El presidente del comité de empresa de la Compañía de Tranvías, Alberto Couselo, augura que su eficiencia se verá pasado un tiempo, cuando cambien los malos hábitos en el estacionamiento, contra los que cree que la concienciación es la mejor herramienta. La alcaldesa, Inés Rey, visitó ayer la sala de pantallas del 092, donde recalcó que el objetivo de la campaña es "primero la concienciación, luego el aviso y por último la sanción".

¿Notan mejoras los autobuses en la circulación desde que empezó la campaña contra la doble fila?

Se nota la presencia policial. Las mejoras se verán poco a poco, porque la campaña y los buenos hábitos tienen que perdurar para que haya menos doble fila. No puede ser cosa de una semana. Quizá dentro de un mes los coches que ahora aparcan mal ya no lo harán, buscarán otros aparcamientos u otras alternativas en el transporte.

¿Entonces cree que la campaña será eficiente?

Es pronto para saberlo. A quienes conducimos el bus urbano nos parece una buena idea, nos ilusiona y creemos que puede tener repercusión. La doble fila, u otras infracciones como el aparcamiento en las paradas del bus, es un problema grave y la permisividad hacia ello se ha dilatado demasiado en el tiempo.

¿Los puntos negros dejarán de serlo?

Creo que en Juan Flórez, Capitán Juan Varela, Marqués de Figueroa o la ronda de Outeiro la doble fila va a ser un problema toda la vida. Siempre ha pasado en una ciudad como A Coruña. Pero poco a poco, con cambios de hábito, las dificultades en la conducción serán menores. Y eso significa que no solo ganaremos los conductores, también, y más importante, todos los ciudadanos.

¿Qué debe acompañar a la vigilancia para que cambien los malos hábitos en la movilidad?

Siempre digo que sin concienciación no se obtienen resultados. Yo a mi hijo le he repetido desde que era muy pequeño que la calle no se puede cruzar con el semáforo en rojo; ahora, con 7 años, no se le ocurre hacerlo nunca. Pues con la circulación o el aparcamiento tiene que ocurrir lo mismo. Nos hemos concienciado también con el alcohol y el cinturón de seguridad. Antes beber dos o tres copas y coger el volante se veía como algo normal y no pasaba nada; o conducir sin cinturón. Hasta que se convirtió en problema: hubo accidentes, multas, cambios en la ley... La gente tomó conciencia y cambió de hábitos. Hoy nadie arranca el coche sin ponerse el cinturón. Pues en el futuro, ojalá, que a nadie se le ocurra aparcar en doble fila.

Pero en esta ciudad hay más vehículos que espacio para aparcar, ha dicho estos días el jefe de Tráfico de 092. ¿Cómo se podría solucionar eso?

Es difícil encontrar alternativas. Yo digo que se utilice más el transporte público, pero sé que no a todo el mundo le conviene. Habría que disponer más aparcamientos públicos con precios razonables. Las zonas de aparcamientos disuasorios, como Lonzas, son una buena medida, pero deben ser más completas y con mejor comunicación para que funcionen bien. Hay barrios o zonas, como Os Mallos y Obelisco, que han conseguido que por dejar el coche en parkings los usuarios obtienen un tiempo de estacionamiento gratis u otras ventajas

¿Qué otros problemas graves sufren los autobuses?

El estacionamiento de coches en nuestras paradas, algo que se agudiza en las paradas de bahía, aunque en estas cada vez se aparca menos. En cambio en otras, donde hay plazas libres dos o tres metros por adelante o por detrás, los vehículos continúan dejando el coche dos o tres minutos en nuestro espacio.