Desarrollan fuera sus carreras e investigaciones, pero casi todo lo aprendieron aquí. Aida Cameselle y Miguel Costas estudiaron Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos en la Universidade da Coruña, y no se olvidan de volver de vez en cuando a la que un día fue su casa. Lo hicieron ayer para impartir sendas conferencias en materia de mecánica de estructuras ante el alumnado de la Escuela de Caminos, él desde Noruega y ella desde Suiza.

Aunque ambos tomaron en su momento la decisión de probar suerte en el extranjero, lo hicieron por motivos bien distintos. Cameselle, como ella misma apunta, "porque consideraba importante a nivel profesional y personal salir, por lo que no me planteé la opción de buscar aquí". En el caso de Costas, como le ocurre a muchos jóvenes preparados en los últimos años, las oportunidades laborales que podía encontrar aquí no eran comparables a las que le esperaban en el exterior, como pudo comprobar años después. "Los puestos equivalentes en España tienen menos estabilidad. Sé que puedo quedarme allá el tiempo que quiera y avanzar en mi carrera, hoy en día no podría decir lo mismo aquí", apunta. Aunque ambos son doctores, solo Costas lo es por la UDC. La curiosidad por la investigación le vino tras vivir la experiencia Erasmus en Dinamarca, donde elaboró su Proyecto de Fin de Carrera. Fue haciendo el doctorado cuando realizó una estancia en la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU), donde terminaría trabajando, gracias a una beca de la Fundación Barrié y Ceaga. Tras defender el doctorado en la ciudad, le llegó la oferta para hacer un postdoctorado en el que hoy es su grupo, SFI-CASA.

"Son literalmente los mejores del mundo en temas de impactos en estructuras, son majos, y además, pagan bien", explica. El próximo enero cumplirá tres años con los nórdicos, y, por ahora, piensa prolongar su estancia. Pese a sus éxitos fuera, no olvida sus inicios en la UDC, el punto de partida al que achaca, en gran medida, su posición actual. "La formación que recibimos en la Escuela de A Coruña es puntera a nivel mundial, y muy bien orientada desde el punto de vista práctico", afirma.

Actualmente, Costas trabaja, como él mismo define, "rompiendo cosas". Estudia, sobre todo, el comportamiento de los materiales al ser sometidos a cargas extremas, explosiones, impactos o penetración balística. En el laboratorio realizan ensayos, tras lo que tratan de modelar el problema en el ordenador para evitar costes mayores. "Trabajamos con varias empresas muy potentes, organismos públicos de petróleo y gas, defensa y protección civil, además de automoción", resume. "Es imposible aburrirse, no hay dos días iguales". Aida Cameselle optó por doctorarse en la Escuela Politécnica de Lausana. Fueron cuatro años intensos que culminaron el pasado mes de abril, tras un largo camino que comenzó en la UDC. Lo suyo, sin duda, son las estructuras. El punto de partida lo puso un proyecto de investigación en el marco de la asignatura Proyecto Técnico, en que consistió en el de la adherencia entre hormigón y refuerzos de fibra de vidrio enfocados a su uso en depósitos de agua cilíndricos. Mientras trabajaba en su Proyecto de Fin de Carrera, colaboró como becaria en el grupo de Mecánica de Estructuras de la escuela, con quienes siguió trabajando tras licenciarse. Todo un recorrido previo que despertó en ella el interés en doctorarse. "Me apetecía vivir una experiencia más internacional, por lo que comencé a buscar en las grandes politécnicas europeas", explica.

Su búsqueda dio sus frutos al toparse con un puesto que se adaptaba a su perfil, en el laboratorio de construcción de materiales compuestos en Lausana. Reconoce su experiencia adquirida previamente como "llave de entrada" para recalar allí. Su tesis versó sobre la fractura y fatiga en estructuras de materiales compuestos reforzados con fibra de vidrio, materia que expuso ayer ante los alumnos. Desde junio se dedica, en Ginebra, a la que un día fue su motivación para estudiar ingeniería de Caminos: la construcción y la obra civil. "Nada de lo que he conseguido a nivel profesional hubiera sido posible de no ser por el grandísimo nivel técnico adquirido en la escuela de Coruña", reconoce.