Más de 24 horas de cola al raso para intentar solicitar refugio, asilo o residencia en España. Ciudadanos extranjeros acumulan varias noches de espera ante la Jefatura de la Policía Nacional de Avenida do Porto para intentar ser una de las nueve personas diarias que se atienden en esa comisaría para realizar los trámites de extranjería. Para este servicio no se concede cita previa, ni de forma presencial ni por internet, ni se asignan números por orden de llegada, de modo que los solicitantes deben aguardar hasta que abre ese servicio, a las 16.30 horas, para saber si ese día podrán comenzar el proceso que, aseguran, dura nueve meses.

"Yo llevo una semana y media viniendo la noche anterior, pero solo cogen a nueve cada tarde y ya no entré. Mañana espero que sí me atiendan", contaba a las 19.30 horas de ayer Carolina Salazar, ciudadana colombiana llegada a España hace dos semanas, que ayer se plantó a la entrada de la comisaría a las 16.00 horas. Media hora antes había llegado Andrés Parra. Y a las 20.00 horas ya se habían reunido en las escaleras nueve personas, el tope diario que últimamente marca la Policía Nacional, relatan.

"El jueves vine y pasamos la madrugada y la mañana bajo la lluvia. Te ven aquí, lloviendo, y no te dicen nada hasta las 16.30 horas que abre ese servicio, y mucha gente se tiene que ir. No dan información y, si no has venido nunca, no sabes nada. El otro día vinieron a las 06.00 horas unas señoras con bebés", contaba Tatiana Cuero, también de Colombia, una de las nueve primeras en formar la cola en la tarde de ayer para los trámites de la tarde de hoy. "Una amiga vino varios días y su jefa no se creía que tuviera que esperar tanto tiempo de cola hasta que pasó un día por delante en coche y vio la cantidad de gente que había esperando turno", explica Cuero. "Aquí suele haber muchos venezolanos y dicen que al principio atendían cada tarde a toda la fila, después solo a 50, después a 30, y ahora solo a 15 para renovar y a nueve si son nuevos", afirma Cuero.

Los demandantes esperan a las puertas de la comisaría con mantas, esterillas o algún taburete. Algunos aseguran estar ya acostumbrados a pasar las noches sin techo. "Vivimos en la calle desde hace cuatro meses", asegura Andrés Parra, colombiano llegado a España hace cinco, mientras enseña una foto en el teléfono móvil del colchón y las mantas en que pasa las noches. "Estábamos en el centro Abeiro pero lo cerraron. En Padre Rubinos solo te dejan estar un mes y además está lleno, copado, y Renacer también", asegura. Afirma que, aún así, prefiere estar en España. Y sus compañeros de espera coinciden. "Yo dejé en Colombia a mis hijos, pero, aún con esta situación, prefiero estar aquí; al menos hay seguridad, no corres peligro", afirma Salazar.

A la espera para iniciar el proceso que les permite vivir y trabajar en España sigue la correspondiente al procedimiento, de nueve meses, afirman. "Primero te llaman para hacerte una entrevista a los tres meses, y después más trámites, es un proceso", asegura Parra. Mientras, muchos duermen en la calle y afirman tener serios problemas para encontrar algún empleo. "No te dan trabajo, ni siquiera en negro, porque dicen que las multas son muy altas", explica Pedro Luis Vejarano, llegado de Colombia hace un mes y medio. "A unos compañeros les dieron trabajo por semanas pero después no les pagaron", asegura Parra.

Los nueve primeros en formar la cola ayer afrontaban la noche con resignación y la esperanza de que hoy por fin puedan iniciar sus trámites. "Esperemos que mañana [por hoy] sí nos atiendan", comenta Parra, dispuesto a otra madrugada en vela y en vilo: "¿Que cómo pasamos la noche? Sentados... y rezando".