El Gobierno local incluirá en el pliego de condiciones del concurso para la nueva concesión de la planta de tratamiento de residuos de Nostián que tenga capacidad para procesar la basura de más municipios de los que ahora la llevan allí. El complejo procesa los desechos de A Coruña y los ocho municipios del Consorcio As Mariñas, pero el Concello no descarta el regreso de Arteixo tras las recientes manifestaciones en ese sentido de su alcalde, Carlos Calvelo, así como la posibilidad de que otros ayuntamientos apuesten por sumarse a este proyecto.

"Cuantos más residuos entren en la planta, más competitiva va a ser y mejores resultados vamos a tener", advierte la concejal de Medio Ambiente, Esther Fontán, quien también recuerda que el proyecto de la nueva planta de Nostián está concebido no solo para A Coruña, sino para el Consorcio As Mariñas. La edil expresa su deseo de que Arteixo vuelva a llevar sus residuos a las instalaciones coruñesas y cree posible que algún municipio próximo a la ciudad solicite participar en lo que define como un "proyecto pionero en el tratamiento de residuos".

Fontán detalla que la nueva planta, en la que se invertirán 44 millones de euros, " tiene que poder adaptarse a nuevos retos tecnológicos porque si no nacería con fecha de caducidad técnica", ya que la Unión Europea obligará a introducir los últimos avances que se produzcan a lo largo del próximo contrato. Pero la concejala añade que también deberá preverse "la entrada de algún nuevo socio", por lo que los pliegos técnicos del concurso tendrán que incluir "la capacidad de ampliación y de innovación tecnológica de la planta". La titular de Medio Ambiente explica que su departamento está incorporando estas cuestiones al documento con el que se licitará el nuevo contrato, ya que el borrador elaborado por el anterior Gobierno local no las contenía.

"No tenemos pensado en ninguno en concreto salvo Arteixo, pero estamos abiertos a estudiar cualquier posibilidad siempre y cuando acepte las condiciones en las que se va elaborar el proyecto de Nostián", comenta Fontán sobre la entrada de nuevos municipios en la planta de residuos coruñesa.

Tras su entrevista con la alcaldesa, Inés Rey, el pasado 11 de octubre, el regidor arteixán, Carlos Calvelo, declaró que su ayuntamiento estaría dispuesto a que Nostián trate los residuos generados en su municipio "siempre y cuando el nuevo contrato lo permita" ya que considera que Arteixo está "muy cerca y sería muy eficiente". "Aunque el pliego no está licitado, tendremos en cuenta y estudiaremos su petición, ya que no queremos que Arteixo esté fuera de Nostián", respondió entonces Rey al planteamiento de Calvelo.

La entrada de nuevos municipios en el sistema de Nostián implicaría la salida del que gestiona Sogama, la empresa coparticipada por la Xunta y Naturgy que trata la basura de 295 ayuntamientos. "Si alguien quiere participar en nuestro proyecto, en principio no vamos a cerrarnos, pero bien entendido que no vamos contra nadie", aclara Esther Fontán, quien destaca que "A Coruña no quiere competir, quiere un proyecto propio, del que se sienta orgulloso y que sea puntero". "Esto no es una guerra contra nadie", insiste la concejala, quien recuerda que en 2008 el Concello firmó un convenio de colaboración con Sogama que nunca llegó a ponerse en marcha.

El Gobierno local creyó ver una posibilidad de retomar aquel acuerdo en la negociación que abrió con Sogama para eliminar los residuos no tratables que se acumulaban hasta hace unas semanas en Nostián, "pero Sogama a través de la conselleira nos dio con la puerta en las narices porque las condiciones que nos planteaban eran inaceptables", afirma Fontán.

"Ojalá pudiéramos recuperar aquel intento de colaboración, pero nos está resultando imposible", manifiesta sobre la relación entre ambos sistemas de gestión de residuos, a lo que añade que A Coruña tiene "la puerta abierta" a que puede haber "una colaboración y no una competición" cuando la nueva planta entre en funcionamiento.

El convenio de 2008 entre Sogama y el Concello establecía que Nostián enviara al complejo de Cerceda hasta 106.000 toneladas de residuos no reciclables que serían quemados para producir energía. Esa basura suponía el 55% de la que entonces llegaba al recinto coruñés, que a su vez recibiría residuos orgánicos para transformarlos en compost. La iniciativa formaba parte del nuevo Plan Gallego de Gestión de Residuos Urbanos, que se marcaba el objetivo de convertir en compost el 25% de la basura orgánica, que entonces se situaba entre el 3,5% y el 7%.