Un paréntesis temporal de catorce años separa los dos momentos de las últimas dos décadas en los que por motivos urbanísticos han adquirido relevancia los restos arqueológicos del sistema defensivo de la ciudad descubiertos en la zona de A Maestranza. Ese largo periodo enterró el alcance del hallazgo. En 2001 vieron la luz parte de los vestigios en las excavaciones para la construcción del aparcamiento subterráneo del lugar, pero no impidieron su desarrollo y finalización. Y desde 2015 han sido utilizados como argumento para defender el uso público de las tres parcelas del Ministerio de Defensa bajo las que se ocultan cuando el Estado puso en marcha el proceso para venderlas, primero mediante subastas y después con adquisición directa. Hoy esos restos recobran importancia al ser recuperados por el Gobierno local en la negociación que tendrá con Defensa este mes para resolver el incierto futuro de los tres solares de A MaestranzaDefensa A Maestranza.

La presencia de partes de la muralla de la Ciudad Alta en uno de los terrenos, junto a la Hípica, es utilizada por el Ejecutivo socialista para plantearle al Ministerio la eliminación de su edificabilidad, que supera los 10.000 metros cuadrados. El hecho de que no se hayan datado vestigios bajo otra de las parcelas, al lado de la residencia militar, convence al Concello para proponer que se mantenga su edificabilidad, de 6.848 metros cuadrados. Y la presumible aparición de restos en el solar más próximo al Rectorado hace que el Ayuntamiento proponga a Defensa la reducción de su edificabilidad, de más de 12.000 metros cuadrados.

Ahora los descubrimientos arqueológicos, destapados en las obras del parking de A Maestranzaparking hace 18 años frente a la Hípica, son tenidos en cuenta ante la posible venta de dos de los terrenos, en los que sí se permitiría la edificabilidad, a una empresa que podría construir viviendas. La importancia de aquellos hallazgos de la antigua muralla „un camino parte del baluarte de San Vicente y la cortina del baluarte de Pelamios„ quedó pronto enterrada. El entonces alcalde, Francisco Vázquez, avanzó días después que los restos no paralizarían los trabajos y, tras ser datada la parte del muro en el siglo XVII, la Xunta autorizó a sepultarlo y seguir con la obra.

Catorce años después el Concello, en el mandato de Marea, se apoyó en un informe municipal de potencialidad arqueológica en A Maestranza para defender la protección de la zona y vetar la edificación en los terrenos estatales. La documentación apuntaba que era "prácticamente segura la aparición de restos arqueológicos relacionados con el sistema defensivo de la ciudad" y proponía la "musealización de los restos teniendo en cuenta su condición" de bien protegido desde 1985 dentro del conjunto histórico declarado de interés cultural.