El crecimiento de las ciudades y la extensión horizontal y vertical de cemento y hormigón suelen restar visibilidad a edificaciones singulares cuyo uso o finalidad, muchas veces, es poco conocido por sus residentes. Ocurre por ejemplo con la esbelta torre de la calle Marqués de Amboage, en Cuatro Caminos, una central local de telecomunicaciones propiedad de Telefónica que se eleva por encima de edificios de su entorno, aunque en la misma zona otros inmuebles altos rebajan las proporciones de la infraestructura, conocida como Torre del Espino. Desde junio pasado ha estado cubierta de pies a cabeza por andamios y lonas, lo que no ha pasado inadvertido a los vecinos. El edificio está siendo sometido a una revisión integral por motivos de mantenimiento.

La torre, que empezó a construirse en 1959 y se terminó nueve años después, es cabecera de FTTH o fibra hasta los hogares ( Fiber To The Home, por sus siglas en inglés) y contiene salas de equipos de distintas tecnologías para dar servicio de telefonía fija, móvil y servicios avanzados de datos a particulares y a empresas. En su interior hay sistemas de aire acondicionado, de alimentación continua y baterías en redundancia para alimentar y mantener los equipos en condiciones adecuadas de humedad y temperatura. También dispone de un grupo electrógeno que actúa como backup o copia de seguridad en caso de fallo prolongado de la red.

La singularidad de la Torre del Espino „este nombre traduce el topónimo tradicional del lugar, O Espiño„ la hace merecedora de contar con una ficha en la lista del Docomomo, la organización internacional que hace inventario y divulga y protege el patrimonio arquitectónico del Movimiento Moderno. El autor de la estación es Francisco Riestra Limeses, quien la diseñó como un edificio técnico de cuatro plantas de acceso restringido que sirve de base para la torre. Sus alturas tienen salas de transmisiones y cuadros y equipos automáticos. La escalera de comunicación se dispone en el hueco de la torre, que se prolonga en toda su altura para facilitar el mantenimiento de los dispositivos de captación de ondas.

"La altura de la torre la convierte, y más en los sesenta, en un hito urbano que debe ser leído en una amplia área de ciudad; su forma (...) evoca las construcciones ingenieriles, esbeltas y tensas, y la desconcertante figura de una lira exageradamente deformada verticalmente. Las referencias a diversas arquitecturas de filiación moderna y la libertad y solvencia con la que es manejada la composición de este edificio de múltiples lecturas, lo convierten en una pieza valiosa y escasa en la producción arquitectónica moderna en Galicia", escribe sobre la torre de Telefónica Fernando Agrasar, director de la Escuela Técnica de Arquitectura, en la ficha del Docomomo.

Según los responsables del Museo de las Telecomunicaciones de A Coruña, la espigada torre se erigió para comunicar a través de la radio la ciudad con Ferrol, aunque en las primeras pruebas quedaron al descubierto algunos problemas técnicos. Telefónica levantó tres años después, en 1971, otra torre de comunicaciones, la de O Montiño, que carece de la relevancia arquitectónica de su predecesora.