Lluís Basteiro es ingeniero de caminos y fue, hasta septiembre, jefe de gabinete de la Concejalía de Presidencia, Agua y Energía de Barcelona. Estará este martes en el centro cívico Cidade Vella invitado por Marea Atlántica explicando el modelo de empresa municipal de energía que funciona en Barcelona desde el año pasado. El acuerdo Marea-PSOE de inicio de mandato incluye la creación de este operador a través de Emalcsa.

¿Qué ventajas supone para la ciudadanía contar con una empresa pública de energía?

Esta empresa pública tiene dos públicos objetivos, el Ayuntamiento, para el que supone un ahorro tener su propia compañía eléctrica, y la ciudadanía, para quien la ventaja no sería el precio, sino el servicio. Desde el Ayuntamiento no se pretende ofrecer esa energía más barata, sino un mejor servicio.

¿En qué se traduce ese mejor servicio?

A los clientes de una eléctrica se les asesora para que reduzcan su consumo. Puede sonar genérico, y que lo hacen todas las compañías, pero en Barcelona se asesora al cliente preguntándole cuál es su consumo tipo, qué electrodomésticos tiene, y se le hace un ajuste de la potencia. Por regla general, la gente tiene contratada una potencia superior a la que necesita. Los clientes de Barcelona Energía han conseguido un ahorro de casi 80 euros, solo por reducir la potencia. Ese es el gran ahorro, se trata de ofrecer la tarifa que más se ajusta a su consumo. Se trabaja activamente para que el cliente reduzca su consumo. Es un ente propio municipal, el Ayuntamiento le puede contratar de forma directa la energía sin ir a una licitación. Para ser ente propio, tu facturación a privados no puede superar el 20%. Supone que el Ayuntamiento tiene un límite de clientes privados, son unas 20.000 familias. Cuanto más consiga reducir el consumo de particulares, a más clientes podrá abastecer.

¿La experiencia en Barcelona está siendo positiva?

Sí, mucho. Barcelona Energía suministra al Ayuntamiento desde hace un año y medio, para el Ayuntamiento es un ahorro significativo. El contrato que tenía anteriormente con Endesa era de 34 millones anuales.

¿Cómo pueden ayudar este tipo de modelos a combatir problemas como la pobreza energética?

Barcelona es un caso muy particular porque tenemos la Ley 24/2015 de pobreza energética, que es de rango catalán, y obliga a las eléctricas a asumir los impagos de las familias vulnerables que no pueden hacer frente a la factura de la luz. Eso no está pasando, las eléctricas no están haciendo frente a ese pago. Barcelona Energía sí. Ahora mismo se está cerrando un convenio entre la empresa y la Generalitat para hacer frente a la pobreza energética. En cuanto se cierre, se podrá poner en marcha una tarifa social no solo para hacer frente a los impagos, sino para tratar de prevenirlos, mediante tarifas de la luz más cómodas para las familias con perfil de familia vulnerable.

Se apela a la importancia que cobra la toma de decisiones por parte de la ciudadanía cuando se adopta este modelo. ¿Cómo se materializa?

Barcelona Energía ha creado la figura de la asamblea de usuarios y usuarias. Es un órgano consultivo, pero de obligado cumplimiento para la empresa. Las tarifas del ejercicio siguiente deben pasar por ese consejo, que tiene que aprobarlas. Si Barcelona Energía tiene beneficios, la asamblea puede decidir si esos beneficios van destinados a invertir en paneles solares o a reducir el incremento de la tarifa del siguiente año. Es un espacio que pretendemos que pueda fomentar la participación de los usuarios en la toma de decisiones de la empresa.

¿Cuáles son las principales trabas que impiden que el modelo de empresa de energía municipal prospere?

El diseño del mercado eléctrico y del marco en el que se regula la energía en España, es muy favorable a las grandes eléctricas, lo cual está en las antípodas de lo que pasa en Alemania o en otros países de Europa. Nos encontramos con un marco regulatorio complicado. Para yo poder tener una empresa pública que suministre al Ayuntamiento, tengo que limitar el número de clientes. Si suministra a más, la empresa dejaría de ser un ente propio y habría que sacar una licitación. Te encuentras con este tipo de problemas que dificultan que se puedan esparcir estos modelos. Otra cosa importante es que el sector de la distribución es clave, y ahora mismo funciona como pequeños monopolios territoriales.