La Sareb, la sociedad conocida popularmente como el banco malo tras haberse hecho con los activos inmobiliarios problemáticos de las entidades financieras, fue multada por el Concello con mil euros por negarse a derribar el edificio número 7 de la calle Luis Peña Novo y se enfrenta a una nueva sanción, ahora de 2.500 euros, por persistir en el incumplimiento de la orden municipal. El inmueble recibió licencia para su construcción en octubre de 2007 pero el anterior Gobierno local la declaró caducada, tras lo que se comunicó a su propietario la demolición de las obras realizadas, que se hallan en estado de abandono desde hace años.

Si se mantiene la negativa de la Sareb al derribo, el Ejecutivo municipal prevé que sea el propio Concello el que contrate y financie los trabajos, cuyo coste reclamará posteriormente a la entidad. Pero antes de adoptar esa medida, los técnicos municipales prevén contactar con el propietario para efectuar un examen de la estructura del edificio, con planta baja y tres alturas, con el fin de determinar en qué estado se encuentra, según informó el Gobierno local a este periódico.

El inmueble ocupa casi una manzana entre las calles Luis Peña Novo y Mozart, en el barrio de O Martinete, y se hallaba rodeado antes por una valla que ya ha desaparecido, mientras que el entorno están invadido por la maleza. El abandono de la propiedad favorece que sea frecuentado por personas entran para consumir drogas y cometer actos vandálicos, como el lanzamiento de materiales desde los pisos altos al patio interior y la realización de pintadas en la fachada.

Los vecinos de la zona alertan del riesgo que supone el acceso al edificio, ya que los huecos de los ascensores y las rampas de los garajes carecen de medidas de protección, mientras que los balcones están bloqueados con tablones que amenazan con caer a la calle. El pasado día 2 se produjo la detención de un hombre de 42 años en esta calle como el presunto autor de un robo con violencia a dos menores.

Según las víctimas, el individuo les exigió un euro y cuando se negaron, le arrebató a uno de ellos la riñonera que llevaba, al tiempo que le daba un puñetazo en la cara. Tras alejarse, echó en falta su teléfono móvil y creyó que se lo habían quitado los jóvenes, por lo que volvió hacia ellos y golpeó de nuevo a uno, mientras el otro huía y pedía ayuda. Un guardia civil que se encontraba fuera de servicio salió en su auxilio, aunque en ese momento llegó también una patrulla de la Policía Local, que detuvo al sospechoso.