El programa municipal conocido como Housing First, un sistema para facilitar pisos a los que viven en la calle, tendrá continuidad el próximo 2020. Tras más de un año en marcha y superadas las dificultades iniciales, la bolsa de viviendas disponible es de diez pisos. La iniciativa, un sistema surgido hace un cuarto de siglo en Estados Unidos y Canadá, se desarrolla a través de un convenio con la Fundación Rais y la asociación Provivienda. Los beneficiarios en este momento son seis.

El objetivo inicial que se planteó el Concello en 2018 era el de tener en cartera diez pisos, con la firma de un convenio de 67.000 euros, máximo al que se ha conseguido llegar. Cinco viviendas están ocupadas por seis usuarios, con otras cinco en previsión de ser ocupadas en un breve periodo de tiempo.

El Gobierno municipal ofrece estas cifras en una respuesta a una pregunta escrita del grupo de Marea sobre la continuidad del programa para personas sin hogar y de especial vulnerabilidad puesto en marcha a finales del pasado mandato. Por la condición de sus usuarios y por la metodología empleada, no es un alquiler social al uso y requiere un seguimiento diferente.

Housing First, según explicaban las organizaciones que lo desarrollan en su puesta en marcha, proporciona asistencia a las personas a las que se facilita el alojamiento, que están obligadas a admitir la visita periódica de profesionales, a contribuir a los gastos de la vivienda si cuentan con ingresos, a mantener buenas relaciones con los vecinos y a participar en una evaluación de la eficacia del programa mediante especialistas externos. Son los propios beneficiarios los que deciden los objetivos que pretenden alcanzar.

Según la Fundación Rais, en España son 6.800 personas las que han participado en la iniciativa, de las que 85% conservan su vivienda al cabo del primer año de acceder a ellas y un 25% logran recuperar la relación con sus familias. Solo después de facilitar la vivienda, son objeto de intervención social para hacer posible su integración, relataban.

Uno de los problemas que se encontró la asociación en un principio para contar con pisos de alquiler fue la desconfianza de sus dueños, algo que se repite en algunas ciudades. A finales de 2018, las organizaciones cifraban en 300 los pisos conseguidos en una decena de urbes. Fuentes municipales confirman que la iniciativa y el convenio con el Concello que permite desarrollarlo tendrá continuidad el próximo ejercicio.