No se han escatimado medios para poner con notable brillantez sobre la escerna la ópera de Buide sobre texto de Epelde. La ópera de un músico gallego; no, una ópera gallega, como se ha afirmado con imprecisión, ya que ni la música ni el argumento tienen nada que ver con Galicia, Eso no significa valoración negativa alguna. Tampoco es, como también se ha afirmado, con ligereza e ignorancia, la primera gran ópera gallega. La primera gran ópera gallega es Inés e Bianca, de Marcial del Adalid, aunque nunca llegó a estrenarse completa por un desgraciado suceso: el incendio y subsiguiente quiebra de la compañía del Théatre des Italiens, de París, en 1878, cuando todo estaba preparado para la première. Hay una reconstrucción en 2005; pero, por desgracia, solo se han estrenado algunos fragmentos. Después, están las tres grandes óperas de Eduardo Rodríguez-Losada: El monte de las ánimas (1927), O Mariscal (1929; reestrenada en 2010) y Ultreya! (1935). Posteriormente, hay óperas de Groba y de García Abril sobre Divinas palabras, de Valle-Inclán; y de Juan Durán: O arame (2009). El segundo estreno de La amnesia de Clío fue un gran éxito. Se debió a un montaje escénico, brillante e inteligente; a los tres magníficos cantantes; a la actuación del Orfeón Terra a nosa, que no solo cantó muy bien una partitura nada fácil sino que además actuó con acierto; a los dos excelentes bailarines; a la Filharmonía y al director, Paul Daniel, que estuvieron a gran altura en una obra muy difícil; y a la música de Buide que ha creado una de sus mejores partituras con un lenguaje contemporáneo, atonal, pero inteligible. Se ha destacado con acierto su carácter onírico; más dudoso parece el calificativo de "etéreo"; y desmesurado, el de "casi divino". El terxto resulta un poco confuso y claramente sesgado en una dirección ideológica muy concreta. Yo me alineo con Thomas Mann y prefiero no confundir el arte con la política.