El periodista coruñés Pablo López Orosa falleció ayer a los 34 años, según han confirmado fuentes de su entorno de amistades. Experto en cobertura de conflictos internacionales como periodista independiente, López Orosa, que también ejerció su profesión en LA OPINIÓN, comenzó a encontrarse mal hace unos días y falleció ayer, quince días después de haber regresado de su último trabajo, en Mozambique. Sus restos serán trasladados a Funeraria del Carmen, en Oza-Cesuras, cuando concluya la autopsia.

Pablo López Orosa, nacido en 1985 en Oza dos Ríos y vecino de O Castrillón, se había especializado en coberturas internacionales como freelance, con trabajos en Oriente Medio, el sudeste asiático, el este de África y Centroamérica. En 2017 recibió el XII Premio de Periodismo Solidario Joan Gomis por el reportaje 'La tregua de los zapatos', sobre el alto en la violencia entre las maras de Guatemala, publicado en El Diario. En 2018 publicó su novela Fálame do silencio (Xerais).

El periodista coruñés, licenciado por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera profesional en 2008 con una beca en la redacción de Onda Cero A Coruña, y después continuó en la agencia Efe en A Coruña y como corresponsal en Guatemala, y en la sección de local de LA OPINIÓN A CORUÑA, donde continuó su periodismo de compromiso social desde una perspectiva local. Pero su verdadera vocación era trasladar a los lectores el drama y la esperanza de quienes sufren en primera persona los conflictos violentos y de guerra. Su trabajo como freelance ha sido publicado en numerosos medios, como El Mundo, La Marea, El País, Gara, Público, Jot Down, La Razón, y, en especial, la revista Luzes, en la que ha publicado sus reportajes y crónicas con asiduidad.

En su presentación en su web personal, Pablo López Orosa escribe una carta de presentación que sucinta su pasión por contar historias: "Expulsado de las redacciones, comencé a viajar poner el mundo en busca de gente pequeña, en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas. Gente que puede cambiar el mundo. O quizás oscurecerlo aún más. Porque el periodismo encuentra en la escala de grises el espacio para ser lo que soñó ser: una ventana desde la que mirar y entender.Desde 2013 he recorrido Oriente Medio, Sudeste Asiático y América Central contado las ausencias de la posguerra iraquí y el conflicto kurdo; narrando la muerte de lenguas milenarias o el genocidio de la minoría rohingya en Birmania; o tratando de entender por que en

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