La banda coruñesa se enfrentó el pasado jueves a un programa de tanta dificultad como interés. Dos obras escritas para banda (las de Hazo y Barnes Chance) y dos soberbias transcripciones (la Rapsodia y la Cervantina) realizadas por el director invitado para este concierto, Javier Viceiro, que ha demostrado un notable talento musical al realizar excelentes adaptaciones a la agrupación de instrumentos de aliento. Las cuatro obras son para poner a prueba a cualquier colectividad instrumental como la coruñesa; pero nuestra banda es capaz de afrontar y resolver con total solvencia este tipo de retos. Tal vez lo más dificultoso, desde cualquier punto de vista, sea adaptar una obra tan compleja como es la rapsodia de Rachmaninov ya que, a la natural dificultad de falta de cuerda alta y media, se suma el compromiso de establecer el adecuado equilibrio sonoro para lograr el balance ideal con el piano. Es verdad que se contó con el buen hacer y la experiencia de Javier Ares; es su cuarta colaboración con la banda coruñesa y ya parece algo natural el feliz resultado. Como así fue también en esta ocasión. El pianista correspondió a los aplausos del público, que suplió su escaso número con entusiasmo, con una interpretación del número 4, de los Aires gallegos, AGB 28, de Andrés Gaos. Al final, la Banda también otorgó un bis: Muiñeira, de Enrique Saavedra Castro. La escasez de público se debió, sin duda, a dos factores: al cambio del horario (se programó el concierto para comenzar a las 19.00 horas) y de otra parte a la inclemencia del tiempo atmosférico.