Quien pasee solo o en compañía por las playas de la ciudad de A Coruña debe estar alerta estos días con lo que pisa o toca. Las mareas han arrastrado hasta la orilla, en pleno temporal de viento, ejemplares de especies marinas invasoras. Se trata de carabelas portuguesas, organismos coloniales con apariencia de medusas, impropios de aguas frías y adaptados a desplazarse mar adentro, que aparecieron ayer al menos en la playa de Riazor.

En este arenal, cerca de la orilla, se las encontraron precisamente paseantes por la mañana, algunas con su rosada vela gelatinosa inflada, de unos quince centímetros; otras sin aire dentro de la parte con la que avanzan en el océano y con los tentáculos enterrados en la arena, de color azul oscuro y con el aspecto de mejillones, vistos a distancia.

Conviene tener cuidado con estas falsas medusas, como así se llama también a las carabelas portuguesas o aguas malas. Porque el veneno que llevan sus tentáculos contiene células urticantes y produce fuertes picores e hinchazones. Señala la página web especializada medusas.org que el veneno de las carabelas portuguesas no es mortal, pero puede producir "vómitos, fiebre, náuseas y un intenso dolor en la zona de la picadura", y previene sobre todo a los niños pequeños y a las personas alérgicas por el riesgo de causar paros cardíacos.

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El temporal arrastra carabelas portuguesas hasta Riazor

No es común observar la presencia de estas especies en climas templados y fríos, habitualmente abundan en regiones tropicales y subtropicales de los océanos Pacífico e Índico y parte del Atlántico. "El viento las trae hacia tierra, por lo que no es raro que aparezcan con los temporales, y sí es más normal que se vean en épocas más cálidas", apunta el investigador marino Rafael Bañón.

En caso de sufrir la picadura de una de estas especies, Medusas.org recomienda retirar, pero no con las manos, los restos de tentáculos que queden en la piel. Hay que aplicar después agua salada sobre la zona afectada. Para aliviar el dolor se puede lavar la zona con agua caliente o vinagre. No se debe rascar ni exponer la herida a la luz solar.