La amenaza de desaparición que se cierne sobre el núcleo de O Campanario es tan solo la última que padece un grupo de vecinos de A Coruña ante el desarrollo de operaciones inmobiliarias, en este caso el polígono residencial proyectado en la zona de O Portiño, que prevé la construcción de unas 3.000 viviendasO Portiño. A su ubicación en un lugar de la periferia extrema del municipio, los residentes en O Campanario suman como inconveniente el que se les confunda con un asentamiento de infraviviendas como el que existió en su día en Penamoa, lo que hace que su reclamación de permanecer allí cuando se pongan en marcha las nuevas viviendas no sea bien vista.

Antes de O Campanario hubo otros núcleos tradicionales que vivieron una situación semejante y que acabaron arrasados por la acción de las excavadoras. San Roque de Fóra, un grupo de casas de pescadores y campesinos al borde del paseo marítimo, dejó paso al actual polígono de Náutica, mientras que el parque ofimático pasó por encima de los pequeños núcleos de Galán, Xuxán y As Cernadas, situados entre Eirís de Abaixo y la avenida de Alfonso Molina.

Los antiguos habitantes no tuvieron alternativa. El sistema de desarrollo urbanístico de compensación concede a los promotores de los polígonos las competencias sobre su gestión, de forma que todos los propietarios de suelo se transforman en empresarios y se ven obligados a financiar las obras de urbanización necesarias. Quienes vivían en esos lugares y poseen una reducida superficie afrontan enormes gastos si apuestan por continuar en sus casas, por lo que en la mayor parte de los casos venden a cualquier precio.

Los más tenaces tratan de resistir y se oponen a marcharse, con consecuencias como las vividas en San Roque de Fóra y el ofimático, donde hubo desalojos y posteriormente demoliciones. Pero el caso de O Campanario tiene un agravante, y es que se trata de un barrio promovido a principios de los años sesenta por la Administración. En aquella misma época surgieron los grupos de viviendas de Os Mariñeiros, Nuestra Señora del Carmen, Pardo de Santallana y María Pita, todos en esta zona de la ciudad pero en contacto con ella, mientras que O Campanario se construyó apartado. "Llegaron allí entre 1962 y 1963 y les fueron poniendo luz y agua con el paso de décadas", explica Iago Carro, miembro de la asociación de arquitectos Ergosfera, que acaba de realizar un taller de trabajo sobre este núcleo.

"Y ahora se sienten amenazados porque se intenta hacer un plan para medio millón de metros cuadrados que los incluye y en el que no tienen ni voz ni voto", destaca sobre el futuro al que se enfrentan los habitantes de ese lugar, cuyo enojo comprende porque "ahora que ese lugar ya no es la cara B de la ciudad quieren echarles después de llevar viviendo allí cincuenta años".

Para Carro, O Campanario se trata de un "barrio establecido", por lo que cualquier iniciativa que se desarrolle en su entorno debería prever su conservación. La existencia de un plan urbanístico en el que se establecen una edificabilidad para el polígono no implica necesariamente que este núcleo tenga que desaparecer, según este arquitecto, quien considera que los vecinos que deseen continuar residiendo allí "tienen todo el derecho del mundo a hacerlo".

Otro aspecto que debe tenerse en cuenta a la hora de desarrollar este sector es la existencia de elementos de valor patrimonial, entre ellos el propio O Campanario, por su forma urbana y su diversidad arquitectónica, poner de relieve Carro.

Las antiguas viviendas de pescadores de O Portiño, así como los lugares de Resíos y A Pedra da Barca son otros puntos incluidos en el polígono proyectado en esta zona que corren peligro de desaparición. "Un urbanismo razonable debería conservarlos para hacer una pieza de ciudad más rica", opina el miembro de Ergosfera sobre esos núcleos, quien teme que esta zona se convierta en un barrio similar al de Os Rosales, al que no ve sentido por la existencia de formas residenciales propias.

El plan general justifica la creación del polígono de O Portiño por la necesidad de unir los parques de San Pedro de Visma y de Bens, pero Carro considera que esa operación podría llevarse a cabo mediante la creación de un corredor verde en el que se insertará O Campanario por tratarse de un núcleo rural.

"Si pensamos que aún estamos en la época de la burbuja inmobiliaria, hay que arrasar con todo", comenta Carro sobre la desaparición de núcleos como el de San Roque de Fóra. Acerca de la posibilidad de que suceda lo mismo con O Campanario, el arquitecto muestra su esperanza por la unidad que existe entre sus habitantes, aunque duda que las administraciones exijan a los propietarios de los terrenos la conservación de este núcleo al desarrollar el polígono de O Portiño.